La Agencia Estatal Metereología contempla en sus previsiones para la hora del partido entre Osasuna y Zaragoza, fijado a las 12.00 de la mañana, una alta probabilidad de nieve. Para mañana la cota de nieve está estimada entre los 200 y 300 metros en Navarra, con Pamplona ubicada a una altitud de 450 metros sobre el nivel del mar. Todo apunta a que la nieve será testigo y protagonista del partido y un factor que deben considerar también los casi 300 aficionados del Zaragoza que el domingo tienen previsto desplazarse por carretera a Pamplona. En todo caso, aunque se espera nieve y que pueda cuajar, en la capital navarra, no se espera una gran nevada.

Tampoco se espera que El Sadar esté helado, aunque sí que la nieve se pueda acumular sobre el terreno de juego y se esperan complicaciones para que ruede y se vea la pelota. Por eso, no debe descartarse la opción de que la disputa del partido corra, incluso, peligro.

No sería la primera vez que un Osasuna-Zaragoza se juega con protagonismo de la nieve. En febrero de 1983, se disputó en Pamplona este mismo duelo con un manto blanco sobre el césped, con el añadido de que estaba helado. Hace 32 años, el Zaragoza ganó en Pamplona. Fue un 9 de febrero, y los aragoneses se impusieron a Osasuna por 1-2, con goles (todos en la segunda mitad) de Valdano, de cabeza, y Juan Señor, de magistral golpeo de falta, un tanto que rompió la igualada establecida por Echevarría.

Se recuerda como uno de los partidos más meritorios del equipo entrenado por Leo Beenhakker, sobre todo, por el caudal de juego ofensivo y combinativo desplegado en esa adversidad de terreno de juego, donde fueron frecuentes los resbalones. Juan Señor, además, falló un penalti. El Real Zaragoza jugó ese miércoles sobre la nieve pamplonesa con Vitaller; Casuco, Salva, Morgado, García Cortés; Señor, Barbas, Conde (Zunzunegui 84’), Herrera; Amarilla y Valdano.