Lo que podría haberse quedado en una simple caída se convirtió en el mayor incidente del rey de la Fórmula 1. El Kaiser sufrió un fuerte golpe en la cabeza, y aunque al principio estuvo consciente, inmediatamente cundió la preocupación. Fue ingresado en Urgencias del hospital de Grenoble y, pasadas las 22:30h de aquel frío domingo, un comunicado oficial confirmaba los peores rumores: Michael Schumacher sufría un "traumatismo craneal con coma, que requirió tratamiento neuroquirúrgico inmediato".

El estado del heptacampeón del mundo de F1 era "crítico". Al mundo del deporte se le paraba el corazón. El mejor piloto de F1 de todos los tiempos, números en mano, luchaba por sobrevivir años después de haber abandonado la disciplina que dominó, moldeó y aplastó a su gusto.

El edema cerebral que sufría Schumacher obligó a los médicos a inducirle un coma farmacológico para controlar sus constantes vitales. Le faltaban cuatro días para cumplir 45 años. Una segunda intervención de urgencia permitió reducir la presión intracraneal, pero los doctores comprobaron que el accidente había afectado a todo el cerebro y tenía lesiones que no podían arreglar.

Con el paso de los meses, el goteo de noticias acerca de Schumacher fue disminuyendo. Los médicos habían conseguido estabilizarle, y apenas dos meses después, se archivó el caso judicial.

Mientras el ‘Gran Circo’ enfilaba el GP de Baréin, llegaron las primeras buenas noticias: Schumacher empezaba a despertar del coma. A mediados de junio llegó el último comunicado oficial hasta el momento: Michael Schumacher despertaba definitivamente del coma y era trasladado del hospital de Grenoble para seguir su recuperación más cerca de su casa. Desde entonces, la familia Schumacher está volcada con la larga rehabilitación a la que están sometiendo al expiloto.

Desde el 29 de diciembre de 2013 hasta hoy, muchos han sido los gestos de apoyo de la F1, especialmente desde que el Jules Bianchi, con su accidente en Japón, empezara a compartir titulares con Schumacher. Obviamente en Ferrari ha seguido con especial atención la evolución de su piloto y no ha perdido oportunidad de rendirle homenaje.

Lo más duro ha pasado, pero el estado de Michael Schumacher nunca volverá a ser el mismo. Su movilidad se ha quedado reducida prácticamente a los mínimos para mantenerse vivo, y de aquel atleta germánico queda poco más que un recuerdo glorioso e imborrable. Solo queda esperar a que, con ayuda médica, Michael Schumacher logre vencer, como ha hecho siempre, el mayor de sus Grandes Premios.