Antonio Laguarta: "ha habido connivencia y permisividad con la corrupción en nuestra sociedad"

Más medios y facultades coercitivas reclama el órgano fiscalizador para controlar con más eficiencia a las instituciones de Aragón.

Laguarta, en la sala donde ultima el informe del Ayuntamiento de Zaragoza.
Antonio Laguarta: "ha habido connivencia y permisividad con la corrupción en nuestra sociedad"
Asier Alcorta

-Lleva tiempo reclamando más medios a las Cortes para fiscalizar a las instituciones, pero no le hacen caso. ¿No hay voluntad en los partidos para que les controle?

Bueno... No lo sé, se lo podría preguntar a los partidos. Sí se dio un paso en 2010 al constituir la Cámara de Cuentas, porque en otras comunidades llevan funcionando 30 años. No obstante, reconozco que nacimos en época pobre, nos dotaron con escasez, lo cual se nota en la capacidad para contratar funcionarios y en las propias retribuciones, que impiden cubrir algunos puestos, como los del servicio jurídico. La Cámara podría hacer bastante más si tuviera más medios, pero también entiendo que la misma petición puede hacerse en Educación o Sanidad.

-Es una evidencia, pero el control y la limpieza en el desempeño público es una preocupación máxima para la ciudadanía.

Claro, pero las Cortes de Aragón deben decidir a qué se da prioridad, si tener un órgano de control independiente está entre sus prioridades o se queda a la cola.

-¿Se siente a la cola en las prioridades?

Estamos, más o menos, como los demás.

-Pero esta misma semana llamaba la atención sobre la falta de auditores.

Tenemos 18 en vez de los 30 que, proporcionalmente, deberíamos tener respecto a otros órganos de fiscalización.

-¿Con la actual plantilla pueden desarrollar con eficiencia y rapidez su trabajo?

Con el tajo que nos ha marcado las Cortes no podemos cumplir las prioridades en el año. No llegaremos en 2014 y tampoco pudimos en 2013. El retraso lo estimo entre seis y ocho meses, y lo ideal es que pudiéramos presentar los informes al año siguiente al que se refieran las cuentas.

-¿Las Cortes son incoherentes? ¿Piden mucho y dan poco?

El problema lo hemos puesto de manifiesto. En la comparecencia del lunes lo volví a decir y fruto de ello vamos a tener una reunión con los portavoces.

-Sí, sí, una reunión, pero se fue con las manos vacías del Parlamento.

Bueno... Por lo menos, hay disposición para hablar y ver hasta dónde podemos llegar. Con las 30.000 horas de auditoría que hacemos al año no llegamos y no pueden pretender que miremos un contrato en dos minutos. No nos quejamos porque sí y entendemos el momento en el que nos encontramos.

-El descrédito de la clase política es máximo y para lograr precisamente confianza hace falta un mayor control. Y si no cuentan con medios...

La fiscalización es imprescindible, la pieza de cierre en un sistema democrático. Tan obligatorio es gestionar bien como dar cuentas y dejar bien claro que está bien hecho, porque no es dinero propio.

-El presidente del Tribunal de Contratos Públicos de Aragón opina que la Cámara debería tener más poderes. ¿Lo comparte?

Sí. Nuestro cometido es revisar las cuentas y hacer recomendaciones, pero nada más. Si no nos hacen caso no pasa nada.

-¿Qué medida coercitiva urge aprobar?

La posibilidad de poner multas a los que no presenten sus cuentas o no atiendan nuestros requerimientos. El año pasado conseguimos que el 69% de los alcaldes presentaran sus cuentas, pero este año se ha quedado en un 66%. Saben que no pasa nada, que como mucho salen en una lista, pero quién se lee esa lista. También deberíamos tener facultades para comprobar facturas más allá de la institución, poder acudir al que la emitió para comprobar si es verídica. Esto lo puede hacer la Agencia Tributaria. Y también deberíamos tener facultad para inspeccionar empresas que suministran bienes o servicios a entes públicos.

-¿Tiene las manos atadas?

Tengo las manos atadas, igual que el resto de órganos fiscalizadores, porque no podemos ir más allá de la institución. Un ejemplo es el tranvía de Zaragoza: podemos mirar al Ayuntamiento para saber cómo concedió el tranvía, pero no reclamar a la sociedad Los Tranvías de Zaragoza que nos enseñe las cuentas. Sería muy importante.

-A propósito del tranvía, ¿cree que se deben investigar las obras tras la acusación hecha por el denunciante del caso Plaza?

No entro en esta materia porque es muy incipiente, pero soy partidario de perseguir a fondo todo lo que sea corrupción.

-IU recordaba el otro día que en sus informes ponen los mismos reparos año tras año a instituciones como la Diputación de Teruel. ¿No se siente impotente?

Claro, pero solo te queda repetirlos. Es frustrante en parte.

-Se lo pregunto de otra forma. ¿Para qué sirve realmente la Cámara de Cuentas si sus conclusiones y recomendaciones no son realmente vinculantes?

Hombre, a los informes les dais cobertura los medios de comunicación y se debaten en las Cortes, por lo que hay una presión social y política. Lo primero es hacer transparente los fallos y aciertos, que es lo que nos corresponde, pero la institución sería más eficiente con más facultades.

-¿Y no debería ser un organismo independiente como, por ejemplo, la Agencia Tributaria?

El trabajo se lo fija las Cortes.

Trabajamos para las Cortes, no somos guerrilleros. Nos marcan prioridades, pero no nos coartan la libertad de juicio y de trabajo. Somos independientes.

-¿Qué le parecen los intentos de Madrid de suprimir órganos fiscalizadores autonómicos?

Me parece una pura manifestación más de la idea recentralizadora que tienen algunos. Los organismos que estén de más que los quiten, pero uno de control no creo que sobre. Si jugamos al sistema democrático, de controles y contrapesos, las cámaras de cuentas tienen que estar. Lo chusco era que se planteara su eliminación, pero que se crearan secciones territoriales del Tribunal de Cuentas. Aquí los técnicos cobran 40.000-45.000 euros y en el Tribunal de Cuentas, 90.000. ¿Qué ahorro es ese? Recentralizas a costa de que te cueste el doble.

-¿Qué ha fallado para que salgan a la luz tantos casos de corrupción?

Han fallado las personas, que no son extraterrestres. Los políticos están en correspondencia con la mentalidad de la sociedad que les ha votado. No podemos eludir nuestra responsabilidad. Ha habido connivencia y permisividad, ha faltado un clima social exigente contra la corrupción.

-Las empresas públicas que han fiscalizado son pocas, pero en el conjunto del país concentran buena parte de los casos de corrupción. ¿Requieren un mayor control?

Sí, hay que revisarlas porque es una de las áreas de riesgo en la gestión pública, porque se crearon para no tener las obligaciones que se imponen a los órganos de la administración pública. Pero para hacerlo ahora tendríamos que dejar de hacer otras cosas. Tenemos en cola los ayuntamientos de Huesca y de Teruel y las diputaciones provinciales. Haces una cosa u otra.

-¿Qué hace falta para que los ciudadanos vuelvan a creer en el sistema?

(Silencio). Lo primero, que los políticos sepan que están al servicio de la ciudadanía y no de su partido.

-¿Qué medidas de regeneración hace falta aplicar con urgencia?

Cambiar el sistema electoral para que los elegidos dieran más la cara ante el ciudadano. El sistema necesita perfeccionarse, porque los elegidos se sienten un tentáculo del partido. Es una aberración. Uno de los males es la concepción de los partidos. Se les reforzó en su momento, pero les falta democracia. Están en primer lugar para servirse a sí mismos y, en función de ello, a la sociedad.

-¿Qué opina del vuelco de las encuestas?

(Se ríe) Es toda una revolución, pero no me quiero meter en un terreno tan político. No me corresponde.