El recrecimiento del embalse de Yesa vuelve a retrasarse al menos hasta 2018

A principios de legislatura Cañete se comprometió a terminarlo en 2015.
Los trabajos siguen sin despegar y al ritmo actual se prolongarían más de una década

Vista panorámica de las obras del recrecimiento de Yesa
El recrecimiento del embalse de Yesa vuelve a retrasarse al menos hasta 2018
CHE

El recrecimiento del embalse de Yesa vuelve a retrasarse por enésima vez. A pesar de que a principios de legislatura el exministro Miguel Arias Cañete se comprometió a terminarlo en 2015, el proyecto de presupuestos generales del Estado para el año que viene prevé que las obras se prolonguen como mínimo hasta 2018 –de hecho, es muy probable que la demora sea aún mayor–.


La Confederación Hidrográfica del Ebro siempre ha mantenido que el deslizamiento que obligó a desalojar dos urbanizaciones situadas en la ladera derecha de la presa no ha afectado a las obras del recrecimiento. Sin embargo, tres años después de que por fin se aprobase el proyecto definitivo –el que evita la inundación de Sigüés–, los trabajos siguen sin despegar definitivamente, hasta el punto de que al ritmo actual tardarían más de una década en acabarse. 


Según los datos aportados por la CHE, actualmente ya se han certificado obras por valor de 120 millones de euros, lo que significa que todavía faltan por invertirse otros 139 –el presupuesto total asciende a 259 millones–. No obstante, hay que recordar que la ampliación de este pantano también ha necesitado unas obras complementarias que cuestan 24 millones más y que están ejecutadas casi al cien por cien y una actuación de emergencia para detener el deslizamiento de la ladera que ha requerido otros 25 millones. En total, e incluyendo también la reposición de la carretera A-1601, el gasto directamente vinculado al recrecimiento de Yesa ronda los 310 millones de euros.


La primera piedra de las obras se puso en mayo de 2001. Entonces, el nuevo pantano iba a tener 1.525 hectómetros cúbicos (hm3), pero la oposición social a inundar Sigüés hizo que en septiembre de 2004 la Comisión del Agua de Aragón apostase por rebajar 10 metros la cota máxima de la presa –de los 479 hm3 actuales se pasará a 1.079 hm3 sin anegar ningún casco urbano–. 


En teoría, ese cambio iba a plasmarse rápidamente en un nuevo proyecto. Sin embargo, la tramitación del modificado acabó durando siete largos años por una sucesión de retrasos y problemas técnicos casi nunca explicados a los que hubo que sumar las reticencias de una parte del Ministerio de Medio Ambiente –que entonces estaba en manos del PSOE–. 


La ausencia de proyecto definitivo supuso un cuello de botella, ya que entre 2004 y 2011 solo se pudo avanzar en la parte del recrecimiento que no se veía afectada por el rebaje de la cota máxima. Sin embargo, en aquellos años la Confederación siempre reiteró que los trabajos no estaban parados y que se invertía en torno a un millón de euros cada mes. 


Paradójicamente, tres años después de que por fin se aprobara el proyecto definitivo, las obras de Yesa siguen avanzando a esa misma velocidad aunque ya no hay nada que las estrangule. Según los datos facilitados por la CHE, desde enero de 2012 se han certificado trabajos por valor de 30 millones de euros, lo que significa que, al ritmo actual, el recrecimiento tardaría once años en terminarse. 


El proyecto de presupuestos generales del Estado para 2015 destina al recrecimiento de Yesa una partida de 24,8 millones de euros –13,5 menos que este año– a la que hay que sumar 1,9 millones para una asistencia técnica y 1,6 para otras obras relacionadas. Según la planificación reflejada en las cuentas, la previsión del Ministerio es que el grueso de la inversión pendiente se haga en 2016 con 52,7 millones, quedando otros 33 millones para 2017 y los últimos 18 para 2018.