Colegios por piezas 'made in' Aragón

Una empresa aragonesa diseña un prototipo de escuela que se monta sin herramientas ni luz. Unicef construirá 200 de estos centros en países como Haití

Antes de participar en el proyecto con Unicef, Ingeobras construyó para una oenegé colegios en Haití como el de la imagen grande. Después, otros con estructura similar, pero con piezas más pequeñas y que se podrían montar sin electricidad ni herramientas.
Colegios por piezas 'made in' Aragón

La historia de Haití tiene marcada en rojo la noche del 12 enero de 2010 cuando un temblor de 35 segundos y una intensidad de siete grados en la escala Richter segó la vida de más de 200.000 personas, dejó sin hogar a un millón y medio de ciudadanos y quebró el presente de uno de los países más pobres de América. Su reconstrucción atrajo hasta las Antillas a un buen número de empresas europeas, entre ellas, una aragonesa –Ingeobras–, que comenzó haciendo allí topografías y pliegos y terminó participando en un proyecto de Unicef para construir 200 colegios en zonas de difícil acceso


Unicef buscaba una compañía capaz de diseñar una escuela que se montara por piezas, que estas se pudieran transportar a mano, que su ensamblaje fuera posible sin electricidad ni herramientas y, además, que resistiera terremotos y vientos huracanados de hasta 250 kilómetros. Los requisitos no eran un capricho. Estos colegios iban a construirse en lugares del país hasta los que había que caminar unas cinco o seis horas por sendas de montaña y donde el acceso en coche era un imposible. La organización de las Naciones Unidas se puso en contacto con Ingeobras (Ingeniería de Obras Zaragoza S.L.) para proponerles el proyecto. 


"Una responsable de Unicef había trabajado con nosotros antes, cuando ella estaba en la oenegé italiana GVC. Con ellos construimos colegios en Haití que sirven tanto de escuela como de refugio, ayuntamiento...", explica Joaquín Murría, director técnico en Ingeobras, una empresa de nueve años con sede en Zaragoza y dedicada al agua y las estructuras que ha trabajado en países como Mauritania, Camerún (abastecimiento de agua), Senegal o Azerbaiyán (planta de tratamiento de agua para un lago artificial en un club privado).


El nuevo proyecto encargado suponía un reto por sus condiciones y porque, además, debía estar hecho solo con materiales que se pudieran comprar en Haití. Ingeobras diseñó tres prototipos: uno pequeño, uno mediano y otro grande. En todos ellos, las clases tenían un mínimo de 50 metros cuadrados y los edificios contaban con una, dos o tres aulas, según su tamaño. Asimismo, se construían un comedor, una cocina y unas letrinas. 


"Las piezas encajaban como un Lego. Se hacía sin medios, ni siquiera se utilizaban llaves inglesas. Allí algo tan sencillo como esa herramienta no era nada fácil de encontrar. Por ello, se diseñó de tal manera que una pieza se metía en otra y se cruzaban unos pernos para afianzarlas", explica Murría, quien añade que Unicef quería reproducir este prototipo por el país y exportarlo a otros lugares del mundo con zonas de difícil acceso. Según los datos de esa organización, en Haití, el 77% de los niños de 6 a 11 años asistieron a la escuela en 2012, mientras que en 2005-2006 eran menos del 50% los que estaban escolarizados.