Tres mil aragoneses se examinan al año para certificar un nivel medio de inglés

Las exigencias laborales disparan las peticiones. Obtener el título puede costar 9.000 euros

Dos alumnos practican la parte oral del examen de Cambridge con un profesor nativo en Modlang.
Tres mil aragoneses se examinan al año para certificar un nivel medio de inglés
Oliver Duch

Decir ‘sorry, I don’t speak English’ ya no vale. Ahora, para acceder al mercado laboral se necesita tener acreditado un nivel medio (B1) o medio-alto (B2) de inglés. En 2013, al menos 3.000 aragoneses se examinaron para obtener uno de estos títulos oficiales, un 50% más que en el ejercicio anterior, de acuerdo con la Universidad de Cambridge. Conseguir el B2 puede costar hasta 30 meses en el caso de los no iniciados, que a menudo abonan cantidades que superan los 8.000 euros.


La creciente demanda tiene –según los profesionales del sector– una contrapartida: se fomenta la ‘titulitis’ en detrimento del verdadero aprendizaje. Admiten, además, que, en ocasiones, las compañías piden niveles demasiado altos que dejan sin opciones a las personas de 40 años en adelante."Unos se examinan por necesidad (para acceder a un puesto de trabajo o conservar su empleo) y otros, para convertir el inglés en su estandarte", afirma Robin Gravina, portavoz de la oficina de Cambridge en Madrid. "Tener un nivel intermedio garantiza poder tomar apuntes y entender a otras personas, aunque cometer errores puntuales en situaciones complicadas es inevitable", explica.


En Modlang, centro examinador desde 1989, el aumento de candidaturas ha sido "exponencial". "En 2013 evaluamos a tantos alumnos como en la década de los noventa", expone el director del centro, Esteban de la Cruz. En su opinión, los títulos oficiales ejercen de filtro en las entrevistas de trabajo, ya que avalan las aptitudes de los aspirantes. "Llevábamos mintiendo toda nuestra vida. Antes, todos decíamos que teníamos un nivel alto. Era un juego al que había que jugar para no quedarse fuera del proceso de selección", admite.


Las convocatorias se han multiplicado para ajustarse a la demanda. Hasta no hace mucho había una en junio y otra en Navidad. Ahora, sin embargo, hay al menos una al mes para cada nivel. Los exámenes evalúan la oratoria, la escucha activa, la comprensión lectora, la escritura y el uso del vocabulario y la gramática de los aspirantes. "Antes de comenzar a prepararse es importante saber en qué nivel estamos y a cuál podemos llegar", expone De la Cruz. Los centros de formación tienen pruebas específicas para determinar el punto de partida de cada alumno. No obstante, Cambridge incluye en su web (www.cambridgeenglish.org) un test de nivel compuesto por 25 preguntas.


El B2 se consigue al terminar la Escuela Oficial de Idiomas (seis años), al aprobar un examen de Cambrigde (son válidos en todo el mundo) o al hacer lo propio en las pruebas del Trinity College London. Cada opción tiene sus pros y sus contras, aunque los de Cambridge son, por su prestigio y reconocimiento en el ámbito académico y empresarial, los más demandados. "El examen, ya sea en papel o por ordenador, se hace al mismo tiempo en toda Europa. Todo, salvo la prueba oral, se corrige en Inglaterra", aclaran en Modlang.


Judith Oldham, ‘team-leader’ de los examinadores de Cambridge de Aragón desde hace 25 años, asegura que estas pruebas "tratan de descubrir cuánto saben los estudiantes". "No vamos a pillar, nos limitamos a leer un guión marcado por la Universidad", sostiene. En su opinión, el nivel de los aragoneses ha ido creciendo con el paso de los años. "Lo más complicado es hacerles olvidar aquellos conceptos que han asimilado erróneamente. De nada sirve que se gasten miles de euros para conseguir un trozo de papel, lo importante es que alcancen el nivel y sepan desenvolverse", comenta. Recuerda, además, que si alguien se presenta a un B2 y suspende pero demuestra saber lo suficiente como para tener un B1, obtiene ese título.


Pasar al siguiente nivel, el C1, requiere meses de dedicación, ya que "se trata de un inglés académico". No obstante, cada vez son más los que deciden continuar su formación para destacar y diferenciarse de otros expedientes. "Los hay que tratan de certificar su nivel en un tiempo récord, pero las prisas no son buenas consejeras", manifiesta Oldham, quien aconseja "leer en inglés para ganar agilidad y comprensión lectora".