Rebelión en las aulas de Economía

Un manifiesto sobre la necesidad de actualizar y mejorar los estudios de Económicas está dando la vuelta al mundo. Los universitarios aragoneses coinciden en algunas de las asignaturas pendientes de este grado

De izda a dcha: Miguel Soler, Javier Ortega, Eneko López de Dicastillo y Guillermo Peribáñez.
Rebelión en las aulas de Economía
Oliver Duch

La crisis del 92 les pilló en pañales y, la que comenzó en el 2008 la han vivido como universitarios. Pero mientras los titulares de cada día se llenan de palabras como déficit y recesión, y medio mundo trata de entender las razones de la quiebra de todo un sistema financiero, ellos echan en falta manuales actualizados y nuevas metodologías. Son estudiantes de Económicas de la Universidad de Zaragoza que ven cómo el mundo cambia, pero sus programas no. Y avisan: no solo la economía está en crisis; las facultades donde se imparte también lo están. 


A finales del curso pasado, tuvieron acceso a un manifiesto que está circulando por todas las facultades especializadas en Economía del mundo y que ha sido impulsado desde universidades como las de Cambridge o Harvard. En él se denuncian muchas de las cosas que ellos mismos han constatado en Aragón: que apenas se estudian otros autores al margen de Keynes y que es posible enseñar economía de otra forma. 


"Tenemos programas que no han cambiado ni un folio en 40 años", denuncia Miguel Soler, estudiante de los últimos años de este grado. "Y lo másgordo es que los grados se adaptaron al Espacio Europeo hace cuatro años, cuando hubiera sido el momento de acometer las modificaciones", añade su compañero Guillermo Peribáñez. 


Ellos, junto a Eneko López de Dicastillo y Javier Ortega -estos dos últimos también estudian ADE y Derecho- son parte de la Delegación de Estudiantes de Economía y Empresa. De momento, aún están sopesando si se adherirán al manifiesto, ya que lo encuentran "un poco general". Sí que se han sumado a él 41 grupos de protesta en las universidades de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Rusia, Brasil y otros países. El argumento central: que la enseñanza de la economía está hoy dominada por un enfoque ideológico y matemático y que se respalda la teoría de que el mercado se regula a sí mismo, algo que, en definitiva, ha terminado con el estallido de la burbuja. Defienden que la economía es una ciencia social y, como tal, debe estar pegada a la actualidad.


De hecho, Javier Ortega insiste en que es incomprensible que no se incorporen nuevos estudios sobre ramas como el desarrollo sostenible. "También sobre economía social -añade Eneko-. Tras la crisis nacen nuevos movimientos de cooperación para salir adelante a nivel económico. Lo que pasa es que estos años nos enseñan sobre todo dos cosas: a maximizar beneficios y a minimizar costes. Y hay mucho más que estudiar y aprender". 


Dentro de este enfoque, creen que el debate y la profundización deberían estar más presentes. "Queremos una información analizada y contextualizada, no solo hechos o fechas. Si te enseñan la revolución industrial, que profundicen realmente en qué factores sociales y económicos hicieron posible el cambio, en cómo fue la lucha obrera", insiste Guillermo. 


Con el manifiesto original están de acuerdo en que las aulas deben abrirse al estudio de más autores como Marx, igual que a otras tendencias como la escuela austríaca. "Tal vez no son modelos que hayan funcionado, pero es necesario conocerlos", insisten. Solo tienen una asignatura sobre Pensamiento Económico, y es optativa. 


Otro caballo de batalla lo tienen con las matemáticas. Por una parte insisten en que faltan herramientas actualizadas para hacer, por ejemplo, análisis cualitativos. Por otra parte, se pasan toda su formación haciendo cuentas, invirtiendo mucho tiempo en resolver ecuaciones cuando, en la vida real, no es tan necesario. "Aprendemos cómo funciona el IRPF para resolver todo lo necesario sin ayudas y luego resulta que con el programa Padre se hace todo en un momento", aseguran. En parte, creen que hay cierta obsesión por la formalización que ha llevado a construir una ciencia económica donde el uso de las matemáticas es un fin en sí mismo. 


No obstante, también hacen autocrítica y reconocen que de la ‘burbuja académica’ tienen parte de culpa los propios alumnos. "Faltan foros de pensamiento crítico y debate en las aulas. Muchos estudiantes parece que vienen a cubrir la papeleta", explican.