Pacientes y sanitarios fuman dentro del Clínico y del Servet a pesar de la ley

Algunos tramos de las escaleras del Lozano Blesa están salpicados de botellas con agua en las que los infractores acumulan colillas.Salud asegura hacer una "vigilancia activa"

Ceniceros improvisados en las escaleras del Clínico.
Ceniceros improvisados en las escaleras del Clínico

Hecha la ley, hecha la trampa. O, al menos, hecha la manera de buscarse una alternativa para saltársela a la torera. Más de tres años después de la aprobación de la controvertida Ley Antitabaco, la norma se incumple sistemáticamente en, precisamente, algunos de los centros más sensibles: los hospitales. Según ha podido constatar HERALDO, pacientes y profesionales tienen ya incluso sus zonas habituales para echar una calada que, además, suelen ser conocidas por el resto de pacientes y colegas.


En el Hospital Clínico, al final de algunas plantas de hospitalización, y solo con cruzar unas puertas (que, por cierto, aparecen como restringidas al paso) es posible no solo fumar, sino encontrar compañía e, incluso, unos ceniceros improvisados en forma de botella de agua mineral.


"Es un ir y venir constante -explica una paciente que estuvo ingresada hace solo dos semanas-. Nosotros estábamos en una habitación junto a la puerta y nos llamó la atención el trasiego y el olor a tabaco en esa zona", aseguró. También es posible encontrar colillas en las terrazas, aunque a estas solo tienen acceso los trabajadores.


Además, y según la ley, la prohibición de fumar se hace extensiva a las zonas que están dentro del recinto, aunque estén al aire libre. Cualquier viandante puede comprobar, sin embargo, que los trabajadores fuman -incluso sobre los carteles que lo prohíben y que están pintados en el suelo- en la zona de Urgencias (bajo la marquesina de entrada), en las rampas hacia el aparcamiento y en los accesos principales.En las zonas exteriores

En el Miguel Servet también se incumple la normativa. En la puerta principal, al personal con traje verde fumando se suman algunos pacientes que incluso llevan gotero, pero que salen a la calle para poder dar unas caladas. Tampoco es infrecuente ver a trabajadores con el pitillo a cuestas en las escaleras rojas que hay frente al edificio de Maternidad.


Otra zona muy frecuentada es la que linda con el parque José Antonio Labordeta, y en donde está la zona de rehabilitación y cocinas. A pesar de que un cartel recuerda que "está totalmente prohibido fumar en todo el recinto", es una práctica habitual.


Fuentes oficiales del Clínico y el Servet reconocen que les consta que hay personas que buscan espacios más o menos escondidos para dar unas caladas e insisten en que se hace una "vigilancia activa" por parte del personal de seguridad. Según explican, el personal puede (y suele) amonestar a quienes encuentra fumando, pero no puede iniciar un expediente ni abrir un proceso de denuncia. De hecho, los profesionales a los que se pilla in fraganti tienen derecho a no identificarse, ya que no se lo pide un agente de policía. "Necesitamos que sean los pacientes y los trabajadores los que presenten una reclamación o una denuncia. Esto se puede hacer en cualquier registro de la administración y en las oficinas de correos por procedimiento administrativo", añaden.


Por resignación, o por entender que visibilizar el problema no les va a servir de mucho, lo cierto es que no hay un aluvión de quejas por este motivo en los hospitales. De hecho, y según datos del hospital Miguel Servet (el centro más grande, con 5.000 empleados), desde 2012 no ha habido ni una reclamación en Atención al Paciente motivada por este problema.


Sí que existe un comité de sugerencias abierto a los empleados del centro. Desde el año 2003, al mismo se han presentado 28 ideas relacionadas con el tabaco.


Además, y aunque el responsable de quebrantar la ley es el sujeto que lo hace, el centro de trabajo también puede ser sancionado. Fumar donde está prohibido se considera una falta leve. Si se hace de forma aislada, la multa es de 30 euros, pero la acumulación de tres infracciones se considera una falta grave (la multa va de los 601 euros a los 10.000). Y no solo importa el dinero: hace unos meses se declaró un incendio en los sótanos del Clínico que, según los Bomberos, estuvo causado por una colilla.Centros "ejemplarizantes"

La Asociación para la Prevención del Tabaquismo en Aragón (APTA) condena estas prácticas e insiste en que todavía es más reprochable que se den en "los centros que representan la cumbre del sistema sanitario, y que tiene también una función ejemplarizante".


El presidente, Wenceslao Varona, rechaza de plano que sobre el conflicto se pongan paños calientes. "Es humano pensar que los pacientes que tienen una adicción busquen la forma de cubrirla, pero en ese caso lo que deben buscar es ayuda profesional", insiste.


En el caso del personal, esta actitud le resulta "inconcebible". "Que fume la misma gente que vela por tu salud y, que en ocasiones, es hasta un profesional de cardiología o neumología que te recomienda dejar de fumar es una incongruencia", denuncia.