"No podemos hacer planes para mañana"

Una familia de clase media con dos hijos ingresaba antes de la crisis 1.500 euros mensuales. Ahora han agotado la prestación por desempleo, y subsisten con ayudas puntuales y trueques.

Oficina de servicios sociales del barrio de San Pablo
"No podemos hacer planes para mañana"

Hace cinco años, Juan trabajaba en una fábrica de plásticos y ganaba unos 1.500 euros al mes. El viernes pasado cobró la última cantidad pendiente de la prestación por desempleo: 200 euros. Para el mes que viene su familia no tiene ningún ingreso previsto. Juan, de 48 años, vive con su mujer y sus dos hijos (uno va al instituto y otro a la Universidad) en un piso en propiedad en el barrio de San Pablo. Su historia es la de tantas familias de clase media a las que la crisis ha afectado de lleno.


"He trabajado más de 20 años como profesional del plástico. En noviembre de 2008 mi empresa cerró. Después conseguí otros empleos esporádicos hasta el pasado mes de abril. Luego trabajé diez días en el campo y me correspondía la prestación por desempleo hasta diciembre. Ahora tengo que esperar un mes antes de poder solicitar el subsidio de 426 euros. Con la lista de espera en los servicios sociales y el retraso en la tramitación, hasta marzo o abril probablemente no volveremos a ingresar nada", cuenta Juan (nombre ficticio).


"Antes de la crisis, vivíamos bien, sin grandes lujos. No podíamos ni imaginar que llegaríamos a esta situación", afirma su mujer, ama de casa. Ahora viven pendientes de las ayudas sociales. Acudieron a los servicios sociales municipales y les han concedido una tarjeta de 250 euros para comprar comida durante tres meses y el lote de Redistribuye con productos no perecederos durante cuatro semanas. Hace unos meses les denegaron la ayuda por cuidado de un hijo y el Ingreso Aragonés de Inserción (IAI), que han vuelto a solicitar. "Las ayudas sociales vienen bien, pero son insuficientes y están mal organizadas", aseguran.


Ahora miran al detalle cada euro que gastan. "Menos mal que tenemos la hipoteca pagada", apuntan. Aun así, cada mes se les van unos 150 euros en los gastos fijos de la casa (agua, luz, teléfono, comunidad). "Buscamos las ofertas y en casa casi no encendemos la luz para ahorrar. Y hacemos trueques con vecinos y conocidos. Por ejemplo, le hago un arreglo a una vecina en su casa y a cambio ella me da un chorizo o una propina. Mi mujer también cose o limpia", cuenta él. "Vivimos el día a día. No podemos hacer planes ni para mañana", aseguran.


Y mientras, buscan trabajo, de lo que sea. Juan revisa todos los días las ofertas nuevas que cuelga el INAEM en internet y mandas currículums a todas las que puede. Y confía en que a través de algún conocido surja algún día una oportunidad. "Siempre te queda la esperanza de que el día menos pensado suene el móvil...".