El número de analfabetos de Aragón se ha reducido a la mitad en la última década, pero el problema todavía no se ha extinguido. En 2002 había alrededor de 22.000 personas en la Comunidad que no sabían ni leer ni escribir, mientras que en la actualidad el número ha descendido hasta las 10.800, una cifra todavía importante que supone el 1% de los habitantes de más de 16 años, según datos del Instituto Aragonés de Estadística. Sin embargo, los expertos advierten de que el analfabetismo funcional podría elevar notablemente la cuantía de afectados en Aragón.

“Todavía hay gente que no sabe leer ni escribir, pero son muchos más los que tienen graves dificultades para hacerlo. Eso también es analfabetismo, porque no sirve de nada ser capaz de hacerlo si ni siquiera lo entiendes”, asegura Pablo Perigot, director del centro de educación para personas adultas Codef, que imparte clases de alfabetización en Zaragoza. Perigot no cree que este problema sea residual, el menos en lo que a población adulta se refiere. Y los números le dan la razón: “En los últimos años hemos duplicado la oferta porque cada vez hay más demanda de esta formación inicial”.

La explicación, asegura el director de este centro, está en la crisis, que privó a muchas de estas personas de sus empleos. “Fueron los primeros afectados por la situación económica, las personas que antes perdieron su puesto de trabajo debido a su bajo nivel educativo, y también a los que más les está costando reinsertarse en el mercado laboral”, indica Perigot.

Pero estos adultos, que se han visto obligados a iniciar su escolarización a los 30, 40 o 50 años, no solo acuden a centros de formación, sino también a organizaciones sociales que combaten el analfabetismo. Es el caso de Cáritas, que entre sus numerosos programas tiene un hueco para las personas que nunca han estudiado. En Teruel, sin ir más lejos, alrededor de 40 personas acuden cursos de alfabetización que imparten voluntarios de esta entidad en el Colegio San Nicolás de Bari.

El perfil del analfabetismo

En Aragón, el perfil del analfabetismo lo dibujan las personas mayores y los inmigrantes que nunca han tenido acceso a la educación, así como los adultos de sectores desfavorecidos o excluidos. “El analfabetismo se concentra entre la población de más de 35 o 40 años, con un porcentaje importante de inmigrantes que no fueron a la escuela o que provienen de sociedades con lenguas orales, por lo que nunca han tenido la necesidad de leer o escribir”, profundiza el director del Codef.

Una descripción que comparten en Unicef. “Las estadísticas hablan de un pequeño porcentaje de analfabetos, en disminución, concentrado entre población mayor y, sobre todo, mujeres”, aseguran desde la agencia de Naciones Unidas que protege los derechos de los niños, un colectivo en el que este problema ya es casi inexistente. “En las personas de menos de 30 años ya ha dejado de ser un problema debido a la obligatoriedad de la escolarización y a una concienciación de la población respecto a la educación que antes no existía”, añade Perigot.

Sin embargo, desde Unicef sí muestran su preocupación por el problema del abandono escolar, que, al contrario que el analfabetismo, se encuentra más vigente que nunca. “La tasa española dobla la media europea y es muy superior a la de otros países de nuestro entorno”, advierten. El porcentaje de fracaso en Aragón (20,4%) es notablemente inferior a la media nacional (24,9%), pero sigue muy lejos de la media comunitaria (13,5%) y es varias veces superior a la de países como Eslovenia (4,2%), la República Checa (4,9%), Eslovaquia (5%) o Polonia (5,6%).