La decisión del Ministerio de Fomento de dejar de subvencionar casi el 40%de los trenes regionales de Aragón ha puesto en pie de guerra a los alcaldes afectados y a todos los partidos aragoneses. De forma unánime, cuestionaron ayer que en Madrid se guíen exclusivamente por «un fin economicista» y le exigieron una rectificación ante el interés social que tiene el ferrocarril convencional para la movilidad y la propia vertebración territorial de la Comunidad. Y coincidieron también en denunciar que si no hay demanda es precisamente por el deterioro de las líneas y de los propios servicios, que no se adecuan a las necesidades de los viajeros.

Como informó ayer este diario, hasta ocho servicios de Media Distancia de Aragón han quedado excluidos de la lista de Obligación de Servicio Público, lo que significa que se quedarán sin subvención estatal en un plazo de seis meses. Esto supondrá la supresión de 10 de los 26 trenes que circulan a diario y por sentido en Aragón e implica un especial varapalo para Huesca y Teruel. Los servicios condenados son Huesca-Valencia, Zaragoza-Jaca, Zaragoza-Teruel, Teruel-Valencia, Monzón-Lérida, Caspe-Barcelona, Zaragoza-Mora y Zaragoza-Ariza.

En Teruel, los recortes levantaron una oleada de protestas por parte de asociaciones ciudadanas y partidos. El edil de Transportes, José Navarro (CHA), acusó a los gobiernos anteriores de «dejar morir el tren por inanición para luego poder quitarlo con la excusa de la crisis». También la portavoz socialista, Mayte Pérez, calificó de «golpe de muerte» para Teruel el recorte de los trenes.

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