El nubarrón

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Cuando llegas a cierta edad te planteas si tus amigos lo son de verdad o no, quien merece la pena y quien no, a mí me pasó con veintitantos.

En mi casa escucho a Amaral, que tantas veces he visto en concierto en Zaragoza. Suena “Concorde” una canción sobre la amistad rota, sobre el sabor amargo en la boca. No puedo sino acordarme de una historia.

Hoy quiero decir que he perdido una amiga, tal vez no era la amiga ideal, ni siquiera creo que aspirase a serlo nunca.

Recuerdo como nos divertíamos juntas, como contábamos la una con la otra pero eso se quedó atrás.

Todo cambió cuando tuvo novio formal, entonces las cosas se volvieron del revés. El señor controlador contralaba todo lo que ella hacía. La llamaba al móvil continuamente, la iba a buscar, siempre estaba ahí como diciendo: “Tu tiempo ha acabado”.

De todas formas mi amiga consentía esa situación, así que yo no iba a decirle que me parecía mal.

Todo fue en picado, como la caída más brusca de la bolsa, como la agonía del ahogado, como un nubarrón en mi cabeza.

La canción acaba y con ella el disco, supongo que nuestra amistad también, porque está herida de muerte y no creo que ni aún llevándola “in extremis” a la Casa Grande la consigan reanimar.

Teresa Doncel Bona