EN RUTA

Un agosto bajo la 'refrescante' cota de malla

?Qué buen vasallo, si hubiese buen señor? o ?qué buen camino, si lo recorriese buen turista?. La ruta del Cid, que en Aragón atraviesa no pocas localidades de Zaragoza y Teruel, es una de las alternativas de ocio más desconocidas, a pesar de que convierte en exilio vacacional lo que fue un destierro caballeresco. Un buen retiro, en ambos casos.

La estatua del Campeador en el Poyo del Cid.
Un agosto bajo la 'refrescante' cota de malla

Armas, bagajes, la Tizona enfundada, Babieca bien ensillado. Ya tenemos todo para partir.... Para partir hacia el destierro. El mismo camino que a finales del siglo XI siguió 'el de la barba vellida', Rodrigo Díaz de Vivar, lo cubren año tras año cientos de turistas aún sin cota de malla ni otros pertrechos que pudieran resultar incómodos.


Según los hitos que se leen en el Cantar del Mío Cid, la ruta parte de Burgos, atraviesa Soria y Guadalajara, se detiene en Zaragoza y Teruel, y continúa hasta Castellón, Valencia y Alicante. Las diputaciones provinciales de todos los citados enclaves han trazado, señalizado y consensuado el camino que, en verano, dotan de exposiciones, ciclos de cine, conferencias y, en lugar de cruentas batallas, fiestas medievales de esas en las que, aunque nada tenga que ver, se bebe alcohol en un cuerno vikingo o se venden fundas de cuero para teléfonos móviles.


De los dos sobrenombres con los que se conoce al Cid, dicen los exégetas, que el Campeador es de origen cristiano y proviene del latín 'campi doctor', esto es, el que conoce bien las tierras de batalla. Sin embargo, el de 'Cid' es de procedencia árabe y los más probable es que así fuera bautizado en su primer destierro en la taifa de Saraqusta. En el palacio de la Aljafería, donde Díaz de Vivar pasó cinco años (1081-1086) al servicio de los emires musulmanes (Al-Mutamán y Al-Muqtadir), se le reconocía como 'señor' con lo que habría de llamársele 'said', que después se pervirtió en 'sidi' y, pasado por el tamiz del romance, concluyó en el sobrenombre de Cid.


Si Zaragoza ocupó un lugar trascendental en la formación del Cid, no menos importantes fueron en sus idas y venidas, por ejemplo, por Terrer -donde el Campeador libró gran batalla- o por el Poyo del Cid -donde el caballero burgalés acampó quince semanas-. Ariza es la primera población aragonesa que aparece en el Cantar, en el que se narra cómo el Cid cabalga con sus mesnadas por los valles del Jalón y del Jiloca, hace pagar tributo a Daroca y en Cella reúne a sus soldados para preparar el envite de Valencia.


Toda una lección de geografía aragonesa que hoy, entre mojones, esculturas, paneles y una señalización un tanto confusa -todo hay que decirlo- puede volver a recorrerse y, además, sin pagar vasallaje («todas las tierras que corría, sojuzgaba»), aunque si se desea se puede sellar gratis un singular diploma o salvoconducto en las oficinas de turismo que se vayan encontrando. El camino puede hacerse a tramos en bici, en automóvil o a pie (señalizado como GR-160) y existe impresa una topoguía para los senderistas interesados.


'Nosotros conocimos al Cid'


«No veas cómo el público increpa al conde García Ordóñez, enemigo confeso del Cid, que le acusó de hurto y le granjeó el exilio que luego lo convirtió en leyenda», comenta un monje del monasterio de San Pedro de Cardeña, donde descansan los restos de Doña Jimena. Bueno, en realidad, lo cuenta Jesús Pescador, de la compañía teatral Los Navegantes, que durante todo el verano es 'uno y trino' en las conferencias teatralizadas por la ruta caballeresca. Además del citado monje, Pescador también se mete en la piel de un musulmán de la taifa de Saraqusta y del propio García Ordóñez, que suele acabar abucheado. «Las conferencias no tienen un formato habitual, esto es, no hay una mesa, un vaso de agua ni papeles. En su lugar, se habilita un trono, hay espadas de por medio, suenan campanas de iglesia...», explica el actor. Estas conferencias se estrenaron hace 20 días en la plazuela de la Judería de Calatayud y ya han recorrido también Daroca, Ariza y Munébrega. Las próximas citas serán en Cetina, Ateca, Maluenda y Gallocanta, aunque es sueño de Los Navegantes es poder celebrarlas en la Aljafería.


Fabulación literaria


Huyendo de ensoñaciones, urge discernir leyenda y realidad, porque si bien documentada está la existencia real del que 'en buena hora cinchó espada', también se sabe que muchos episodios de los que narra el cantar de gesta son mera fabulación literaria. Por ejemplo, ni sus hijas se llamaron Sol ni Elvira, ni casaron con los infantes de Carrión, ni tampoco, evidentemente, sucedió el episodio de la afrenta de Cortes. A la más pura invención respondió también la película que en 1961 dirigió Anthony Mann con Sophia Loren y Charlton Heston como protagonistas: anacronismos 'a gogó', aún habiendo sido expertizada por el mismísimo Menéndez Pidal al que, suponemos, no le dejaron meter mucha baza.


Por cierto, que como el Cid vence incluso después de muerto, pues en los próximos meses va a seguir dando mal: en septiembre está previsto que se publique una guía sobre el paisaje y la naturaleza en el camino y, además, la DPZ llevará por los pueblos de la ruta la exposición 'Joyas de un patrimonio'.