BAJO UN INTENSO CALOR

Bailadores y dicheros celebran en Calamocha 125 años de unión

Hacia las nueve de la mañana, bailadores y dicheros se concentraron en la Plaza de España para esperar la salida de la talla de San Roque.

Los calamochinos honraron a San Roque en la mañana de ayer.
Bailadores y dicheros celebran en Calamocha 125 años de unión
E. C.

Al clamor de «viva San Roque» bailadores y dicheros celebraban ayer 125 años de tradición y devoción a su patrón. Calamocha se derretía bajo un sol poco habitual en una de las localidades más frías del territorio nacional, pero el calor veraniego se unía al calor popular de cerca de 400 bailadores que no quisieron perderse la cita con su tradición. Hacia las nueve de la mañana, bailadores y dicheros se concentraban en la Plaza de España de Calamocha donde esperaban la salida de la talla de San Roque.


Este baile centenario es el acto más popular de las fiestas calamochinas. Esto se nota, por ejemplo, en que las dos largas filas de bailadores guardan un riguroso orden de antigüedad. Cerca del santo danzan bailadores con más de sesenta años a sus espaldas, los más veteranos Manuel Santafé, que este año celebra 50 años bailando, y José María de Jaime.


Rompiendo con la presencia masculina, junto a los veteranos, se encontraba, María José Domingo, la única pionera que continúa bailando. «Fue muy complicado para las mujeres formar parte del baile de San Roque», recuerda María José. Su abuela le despertó la idea ya que en la guerra civil, gracias a las mujeres que bailaron mientras los hombres estaban en el frente, se pudo mantener esta tradición.


El sentimiento y la devoción a San Roque, en forma de baile, que tiene Calamocha forma parte de las señas de identidad de la localidad. Las tres horas de recorrido de baile se ven interrumpidas por los dichos, versos que se dicen al santo para que los bailadores descansen unos instantes cada pocos metros. En los versos a San Roque de este año no han faltado las alusiones a la política nacional, la crisis de los pepinos, la celebración de los 125 años del baile, palabras de reconocimiento a familiares y amigos de los dicheros o peticiones expresas al santo.


Paco Casamayor, habitual dichero, recomendaba en sus versos que «antes de lanzar habladurías sobre cualquier persona hay que buscar empatía con el aludido». La temática y, sobre todo, la forma de expresar cualquier idea es elaborada desde la sátira y desde la picardía por parte de los dicheros más veteranos. Hubo también más comprometidos como el recordatorio a la catástrofe de Japón que realizaba Carlos del Carmen, uno de los más jóvenes. Sobre los temas locales se hicieron alusiones al nuevo gobierno municipal o recordatorios y homenajes a calamochinos desaparecidos.


El futuro de la tradición


Los niños son una parte importante del baile, a partir de tres años, muchos padres introducen a sus hijos en las filas del baile. Son la continuidad de la tradición y en esta ocasión han participado alrededor del centenar, a pesar de las altas temperaturas.


Hoy miércoles, las calles calamochinas vuelven a llenarse de bailadores y dicheros con un recorrido por el casco viejo de la localidad. Será el próximo domingo cuando San Roque y su peana vuelvan a su ermita hasta agosto de 2012 como iconos de un sentimiento que pretende hacer la fiesta de interés turístico.