FIESTAS DE CALATAYUD

Una de toros y de guerra peñista

Curro Bedoya y Joau Maura, triunfadores en el último festejo del San Roque bilbilitano. Los hosteleros calculan un descenso de entre un 20% y un 30% en el consumo, a pesar del gran ambiente festivo.

Curro Bedoya, en su salida a hombros.
Una de toros y de guerra peñista
J. MACIPE

El domingo toros, y ayer fue el festejo de rejones con reses de la ganadería de Viuda de Flores Tassara (aunque el cartel anunciaba la de Antonio Arribas) el que ocupó la plaza de toros de Calatayud. Fermín Bohórquez no tuvo suerte en la primera faena, «con un toro muy parado que se paró en los medios de salida», según decía José Luís Pinilla, gran aficionado taurino. Su segundo se movió un poco más, «pero ha tardado mucho en morir». Curro Bedoya tuvo más suerte con su primer toro, y aunque «lo ha podido encelar algo más en el caballo», falló en el descabello y no tuvo trofeo, a pesar de la petición del público. Le fue mejor en su segunda faena, y dio la vuelta al ruedo después de haber cortado las dos orejas, saliendo por eso a hombros. En su primero, el portugués Joau Maura (hijo) «ha clavado banderillas a la grupa y al estribo de vistosidad, y el caballo provocaba al toro con ese baile español que tanto llega a los tendidos», comentó Pinilla. Así paseó una oreja, y otra más con su segundo toro.

Con los rejones finalizó la programación taurina de San Roque. El empresario, José María Garzón, de la empresa Lances de Futuro, se dio por satisfecho: «En conjunto, con la situación que se vive, la gente ha respondido y la verdad es que estamos contentos», dijo.

Hoy es el gran día, la jornada en la que San Roque está acompañado desde antes de que amanezca. Es el último de las fiestas. Ya se han ido muchos de los que vinieron de fuera, aunque apuraron ayer los turolenses, que devolvían la visita que les hicieron los bilbilitanos en su vaquilla. Hubo algún grupo que llenó la furgoneta con nevera, cerveza fría y comida. Por los altavoces del vehículo sonaba la música y la juerga estaba garantizada.

Pese a que ha habido mucha gente y se ha visto un gran ambiente, desde la Asociación de Cafés, Bares y similares de Calatayud, calculaban ayer que estas fiestas se ha reducido el consumo en estos establecimientos. «Ha habido entre un 20 y un 30% menos que otros años, ha sido el San Roque de don botellón todopoderoso», afirmaba José Antonio Alonso, su secretario. Explicaba que las peñas, los bares que tienen terraza y vermús son los que trabajan, pero «los bares de noche están totalmente anulados», igual que los más alejados del centro. «San Roque es el Paseo, y alguna calle paralela; quizá deberíamos buscar otra fórmula», comentaba Alonso, que cree además que habría que atraer a más visitantes con conciertos «de primera línea», y que gusten a otros grupos de población, también a los menos jóvenes.

Dulce guerra entre peñas

Si el domingo por la mañana llamaban la atención los mariachis de la Garnacha, ayer probaron sus fuerzas cuatro peñas. Tirando a la soga la Garnacha y la Nogara, y en una dulce guerra, peñistas de La Unión y de la Solera. La Confitería Bilbilis prepara los más de 4.000 merengues, tintados con los colores de las peñas. Mientras los de naranja y rosa tomaban posiciones, la atracción estaba pasando por el cauce del río Jalón. Una embarcación con vela incluida, y varios marineros a bordo, que la guiaban como podían, se aproximaba al puente de Alcántara. José Manuel Catalán, peñista de La Unión desde hace casi 40 años, no quiso perderse la contienda en la que otras veces ha participado activamente. «Si había algún amigo que estaba en la guerra, había que esconderse porque si te veía?», relataba.

Este año no hubo baño en el río por su caudal todavía de riada y embarrado. Tras retirarse los peñistas, tres operarios de la empresa de limpieza empezaban su faena con un camión cargado con 6.000 litros de agua. Pedro Luís Alonso se alegraba de la victoria de La Unión: «Hemos ganado como todos los años; la estrategia es que yo me pongo el primero y se les acaban los merengues». «Indudablemente ha ganado La Solera», aseguraba Arturo Yagüe. El desacuerdo en el resultado es parte de esta tradición, que continuó con un vermú preparado, esta vez, por los de rosa.