GASTRONOMÍA

La tentación también vive en Zaragoza

Cada martes de agosto el restaurante Atrapamundos se impregna de la lujuria de Eva y de Marilyn Monroe, pero también del sabor de Raquel Meller y La Maña.

Carlos explica las correrías de los dioses griegos.
La tentación también vive en Zaragoza
O. DUCH

Este verano el calor no es el único responsable de las altas temperaturas en Zaragoza. Las cenas lujuriosas organizadas por Gozarte en el restaurante Atrapamundos, en la calle de Mefisto, tienen también buena parte de culpa. Allí podemos encontrar una noche llena de narraciones y explicaciones sobre el pecado más seductor, incluso con proyecciones de los grandes momentos eróticos del cine: Marilyn Monroe sujetando el vuelo de su falda, el guante de Gilda, alias Greta Garbo, y muchos más. Estas imágenes van acompañadas de platos ligados al tema de la noche por nombres tan suculentos como 'El nacimiento de Venus', con mejillones y ostras que recuerdan el origen de la diosa.

La idea de estas citas podría calificarse de amor a primera vista, según afirma Pedro Pérez, propietario del Atrapamundos. «Estuve en una visita teatralizada de Gozarte, y me gustó tanto que los llamé y les ofrecí trabajar juntos», explica Pedro. Desde esa llamada han pasado ya cinco años «muy positivos».

La noche solo ha comenzado pero Carlos Millán, el maestro de ceremonias, deja ya muy claro en qué consiste la velada: «Hablaremos, comeremos, hablaremos, comeremos; así hasta que la cosa se acabe». Y la cosa se desarrolla con sencillez según lo previsto. Después de recorrer todas las tentaciones de la mitología griega, toca reponer fuerzas con un entrante y un primer plato, con ingredientes característicos de Grecia y Oriente, la otra región lujuriosa por excelencia. Pero el verdadero plato fuerte de la noche viene a continuación.

Cuando Carlos se levanta y comenta, con una atrevida sonrisa, que le encanta la ciudad donde vive, los comensales comienzan a mirarse los unos a los otros, expectantes. El cicerone desgrana uno a uno los grandes templos de la lujuria zaragozana. Por supuesto aparece el Tubo, con el Plata en un lugar destacado, pero también el Teatro Chino de Manolita Chen, «el gran marginado», según Carlos, y su favorito cuando era pequeño. «De hecho, en este negocio trabajó el primer transexual reconocido de toda España, que no es otro que la segunda Manolita Chen, competidora de la original», explica el guía, sin parar de sonreír.

La sonrisa se convierte en expresión de admiración cuando en la pantalla aparece el escenario del Plata, con cabareteras y cupletistas desfilando igual de jóvenes que en sus mejores tiempos. En el caso de Olga María Ramos, los comensales no disfrutan solo de su figura, sino también de su voz. Los camareros sirven el segundo plato al son de 'La pulga', una canción que revive la suave provocación de los cabarés españoles. Una brocheta de kefta -carne picada, similar a las croquetas- articula el descanso entre la provocación zaragozana y otra más internacional.

Con el estómago ya casi lleno, Carlos deja que los asistentes a la velada disfruten de algo más tranquilo: las grandes estrellas del cine. Es el espacio de las divas, como Marilyn Monroe, Greta Garbo o Marlene Dietrich, prototipo de mujer fatal. Para reponerse de unas imágenes tan picantes, el postre viene muy dulce, con frutas del bosque y dos tipos de chocolate.

Tanto menú como espectáculo solo reciben críticas positivas. Carmela Ballestín comparte con su marido mesa y admiración: «Estamos maravillados con la cena, las explicaciones pasan del Olimpo al cine sin ninguna interrupción y aprendes un montón». Mari Carmen Bozal es una apasionada del arte, por lo que disfruta de la velada por partida doble. «En cuanto me enteré de estas cenas, le dije a mi marido: 'Tenemos que ir'. Y la verdad es que esto es impresionante», asegura Mari Carmen.

Además de animador, Carlos Millán es también gerente de Gozarte, y corrobora las buenas sensaciones de su público. «La semana pasada tuvimos que doblar sesiones, porque llenamos el bar», afirma. Como corrió a añadir, «una muestra más de que a todos nos gusta la lujuria».