Zaragoza

Cuarte celebra las fiestas más jóvenes

La localidad comenzó ayer ocho días de festejos volcados en las actividades infantiles con el pregón y los cabezudos.

Tania Oliván, Dolores Arenas y Laura Guillén.
Cuarte celebra las fiestas más jóvenes
A. A.

Luis Marco, pregonero de las fiestas de Cuarte de 2011, sostenía los papeles de su discurso en una mano y a su pequeña nieta en la otra. La imagen era la estampa de los propios festejos de Santa Ana, pensados para que disfrute toda la familia. Aunque los niños son los reyes: cabezudos, caramelos, bocadillos, castillos hinchables... Todo, para hacer feliz durante ocho días a «una de las poblaciones más jóvenes de Aragón», como recordaba minutos antes del chupinazo la concejal de cultura, Ana María Sanz.

Pero empecemos por el principio, es decir, por el pregón. Marco -vecino desde hace décadas del municipio zaragoza y activo miembro del movimiento social de la localidad, además de ex concejal- dedicó unas palabras a las más de trescientas personas que se habían reunido desde las diez en la plaza de la iglesia. Entre el público le escuchaba atentamente su familia, y menos atentamente, otro de sus nietos, Pau Marco, que se escondía debajo de un cabezudo en miniatura.

También en las últimas filas estaban las peñas, como Peña Zos (un grupo de chicos y chicas de entre 13 y 14 años) o la Peña Cachondeo (con 22 peñistas de entre 11 y 12), que fueron los primeros en salir corriendo cuesta abajo en cuanto el cohete estalló sobre la plaza y los cabezudos empezaron a hacer de las suyas.

Poco miedo tenían Agustín 'Sugus' Huerga, Daniel Yuste 'Arkero', Javier González 'Xavi' o Daniel Bueno 'Corraveu'; «para eso son los valientes», decía una de sus compañeras. Pero tampoco los más chicos se achantaban delante de las cabezas de cartón piedra. Uno de los asistentes más jóvenes, Néstor Santana, de 9 meses, saludaba al arlenquín con un cierto mohín pero sin dejar que se le escaparan las lágrimas. Sus padres, Manuel Santana y Rebeca Delgado, contaban que llevan dos años en Cuarte, aunque son naturales de Canarias, y que las fiestas en Aragón tienen sus diferencias con las de su tierra pero, en el fondo «se trata de pasarlo bien».

Hubo muchas carreras alrededor de los cabezudos y también a la caza de los caramelos que repartían los miembros de la comisión y algunos valiosos colaboradores de la misma, como Dolores Arenas, una de las más buscadas por los niños por su simpatía pero también por su bolsa llena con palotes y otros dulces. Como locas se tiraban a por ellos las niñas como Tania Oliván y Laura Guillén, ambas de siete años, que no dejaban ni uno sobre el asfalto.

Los niños lo pasaban en grande en el recorrido por las calles, animado por la Charanga de Cariñena. Pero también los padres disfrutaban de la mañana. «Los padres, viéndolos a ellos, lo pasamos estupendamente», decía Virginia Marqués, que llevaba a su hijo más pequeño, Julen Buruaga, de la mano, mientras sus hermanos mayores correteaban a sus anchas entre el gentío. Ella, igual que Carlos Calvo -que paseaba con su hijo, Gonzalo- tendrán que esperar a que su descendencia se haga mayor para volver a disfrutar de la parte nocturna de las fiestas, pero el madrugón compensa cuando se ve a los pequeños pasándolo así de bien.

Porque si en el recorrido de los cabezudos los niños eran protagonistas, al terminar el mismo les esperaban más sorpresas: primero, a reponer las fuerzas perdidas subiendo la cuesta bajo el asfixiante calor de ayer con una dulce y fresquísima sangría sin alcohol. Y luego, a volver a gastarlas saltando sin parar en los hinchables y otros juegos instalados en la arena de la plaza de toros de la localidad.

Los mayores, entonces, también se tomaron un respiro a la sombra para almorzar como se merece el arranque de las fiestas. La comisión había preparado unas suculentas y abundantes viandas: unos 2.500 bocadillos de chorizo y longaniza, y casi 200 litros de vino con gaseosa para pasar el bocado.

Fue solo la antesala de un día intenso de fiestas que, como explicaba ayer el alcalde, Jesús Pérez, acogió también un momento «muy especial y multitudinario» como es la coronación de las reinas de las fiestas. Por su parte, la concejal Ana María Sanz señalaba que, a pesar de contar este año con un presupuesto más reducido, habían conseguido tener más días de fiestas, hasta un total de ocho. Ella eligió como su momento más esperado la cena de hermandad «que siempre deja muy buen sabor de boca». Será el próximo domingo, en el colofón de estas fiestas de Santa Ana.