El cortejo nupcial del buitre leonado

'Dándose un piquito'
'Dándose un piquito'
GERARDO SANTOS


El archivo de Gerardo Santos contiene, según afirma, «varios cientos de fotografías de buitre leonado. Por lo general, siempre presentan actitudes violentas, en especial cuando de comer se trata. Se podría decir que no es un animal muy amable. Entre todas ellas solo esta muestra una imagen de cariño entre una pareja, quizás sea la excepción que confirma la regla». La fotografía fue tomada en la primavera del 2008, en el valle de Broto, con una cámara Nikon D300, objetivo: Sigma 500 f/4,5, velocidad: 1/800 s., diafragma: F/6,3. Gerardo Santos Amigot es socio de Asafona.



Los meses de invierno son época de celo para las grandes rapaces. El primero en comenzar es el quebrantahuesos, que en diciembre ya inicia sus vuelos nupciales. El ambiente sigue frío en enero y febrero, pero los buitres leonados (Gyps fulvus) no tienen pereza en comenzar sus cortejos y ya es posible ver las parejas planeando armónicamente como paso previo a la cópula.


En el imaginario popular, los buitres tienen fama de aprovechados e implacables. No caen bien. A ello contribuye quizá también su porte imponente, con más de 2,5 metros de envergadura y 6-9 kilos de peso, que les da un aspecto de ‘matón’, un perfil más amedentrador que tierno.


Sin embargo, los buitres establecen unos vínculos de pareja muy intensos, que mantienen durante toda la vida. Durante su cortejo, que inician en enero, ambos miembros de la pareja realizan grandes vuelos circulares en los que planean armónicamente, tan conjuntados que parece que estuvieran unidos por un hilo transparente.


Se trata de una especie en la que apenas existe dimosfismo sexual. Es decir, macho y hembra son de aspecto y tamaño muy parecido. Sitúan su nido en cortados rocosos y repisas, y en zonas donde la densidad de la especie es alta, o hay escasa disponibilidad de escarpes, reutiliza nidos de quebrantahuesos, alimoche común, águila real y águila azor-perdicera. A la hora de criar, el buitre leonado se instala en salientes y repisas rocosas, bien en zonas de montaña hasta una altitud de 2.000 metros, o bien en cañones de ríos o barrancos, siempre cerca de zonas con poco arbolado y abundante cabaña ganadera.


Residencia española

El grueso de la población europea de buitre leonado, más del 80%, vive en España. Dentro de la península, su población se concentra de manera mayoritaria en Aragón y Castilla y León. Casi la mitad de sus efectivos, se encuentran en Aragón (según el último censo, de 2008, en la Comunidad hay 5.174 parejas reproductoras), y puede decirse que el incremento de su población en España ha sido espectacular en las últimas décadas.


No se enfrentan a amenazas naturales y sus mayores riesgos provienen de activades humanas como parques eólicos, choques contre tendidos eléctricos o intoxicaciones por veneno. Creó problemas de alimentación en la especie la prohibición comunitaria de los muladares, donde los ganaderos dejaban sus reses muertas, pero como muchas otras aves, los buitres han encontrado una fuente de comida en los vertederos urbanos.

 

Volver a Frontera Azul