DESARROLLO SOSTENIBLE

Esperando al tranvía

La primera marquesina, en el paseo de Los Olvidados, en Valdespartera
La primera marquesina, en el paseo de Los Olvidados, en Valdespartera
DANIEL MARCOS

Ya se ven las primeras marquesinas del tranvía de Zaragoza. Entre sus elementos destacan su tejado de celdillas de poliester y cubierta vegetal. El primero, por su especial ligereza, reduce el peso a soportar, y la cubierta vegetal logra, de una manera natural, proporcionar sombra durante los meses de verano y absorber el calor de los rayos solares.


Se trata de mobiliario urbano que ha sido diseñado por los mismos arquitectos del proyecto del tranvía, Iñaki Alday y Margarita Jover. El estudio Aldayjover fue el responsable igualmente de la reforma del paseo Independencia y de las lámparas de su parte central que, gracias a su diseñop dirigen la luz hacia el suelo y no desperdician la electricidad alumbrando las zonas altas, donde no es necesario y donde, además, producen contaminación lumínica. Ambos diseños responden a una misma filosofía, según Iñaki Alday: “En el paseo se trataba de crear una lámpara abstracta que no recordara a la iluminacion típica de vial, pensada para los coches, ni al farol histórico, ni a imágenes reconocibles”.


En el caso de las marquesinas del tranvía, las lámparas cumplen su función de iluminar, pero además ofrecen otros servicios al usuario. Así, son dos cubos que, junto con el armario central, dan soporte al tejado, siguiendo una estructura de palio. Por otra parte, se encuentran dispuestas de manera que el asiento para que espere el usuario queda protegido por ambos bloques. “El asiento tiene unos 40 cms de longitud y la anchura de las cajas de luz, colocadas en los extremos, es de 1,10 metros, de manera que el usuario quede resguardado del viento”. Con el mismo objetivo, se ha colocado un vidrio en la parte de detrás.


EL CLIMA DE ZARAGOZA

“Este diseño está pensado para Zaragoza y las especialidades de su clima; hemos obviado recurrir al modelo nórdico habitual, pensado para proteger de la lluvia y dejar pasar el sol; aquí es necesario cobijar al ciudadano del cierzo en invierno, y de las elevadas temperaturas en verano”, afirma Alday. El segundo requisito se ha cumplido con la instalación de una cubierta vegetal en el tejado que, por un lado, crea una sombra densa y, por otro, absorbe el calor de los rayos solares.


La cubierta está hecha “con una bandeja de tierra y vegetación, con unos pequeños canales por debajo y en los bordes, por los que circula el aire y ventila la instalación”, señala el arquitecto. Las plantas pertenecen a especies que apenas necesitan suelo ni humedad. El estudio Aldayjover ya trabajó con plantas esteparias en otro de sus proyectos realizados en Aragón, el Parque del Agua. “Son esas plantas que vemos crecer entre las tejas, en los rincones en que se acumula un poco de tierra”, aclara Alday, quien continua explicando: “Se trata de plantas crasas, de aspecto carnoso porque acumulan el agua; cuando no disponen de ella, van reduciendo su tamaño y parece que están secas, se necrofilizan; pero en invierno, con la lluvia, se reactivan y vuelven a rebrotar”.


Gracias a esta solución de diseño, “no vamos a decir que se estará fresco en pleno verano, pero sí se rebajará algún grado la temperatura dentro de la marquesina”, afirma el creador zaragozano. Y además se habrán utilizado criterios sostenibles.

La vegetación estará presente también en otros puntos del tranvía: bordeando la vías se va a colocar césped, en el tramo que va de Valdespartera a Fernando el Católico. Se ha pensado en un sistema de riego por goteo que, no obstante, no estará disponible desde el inicio. Para no derrochar agua, hasta que no esté en funcionamiento este sistema de ahorro de agua, el césped no se regará, explican desde la sociedad Los Tranvías de Zaragoza.


La cubierta del tejado y el panel del armario central están hechos de madera contrachapada, elaborada con restos de madera certificada. “Es un material que se llama contrachapado marino, y está hecho para aguantar a la intemperie; no obstante, para mejorar aún más su resistencia, está recubierto por un tablero de poliéster”, explica Alday. En el techo, “para aligerar su peso, hemos usado este material pero con un interior de celdillas de poliester”, señala el autor quien subraya que se trata de “un material económico, industrial” y pone el ejemplo de que se usa en la fabricación de las cajas de camiones, especialmente los que llevan aislamiento, como los frigoríficos. Sin embargo, “trabajándolo bien hemos conseguido hacer algo bien acabado y con una imagen sofisticada”. Mediante el sistema de celdillas se ha logrado reducir la materia prima usada y la gestión de sus residuos cuando llegue al final de su ciclo de vida.


MEJOR QUE EL LED

Para la iluminación se barajó usar tecnología led, pero se descubrió que era más eficiente usar tubos de fluorescencia, cuyo consumo es algo menor y además no emiten calor. Se trata de “varillas de medio centímetro de diámetro, por 1,5 m de longitud, que proporcionan una iluminación muy parecida a la de la luz del día, no esa luz blanquecina que conocíamos en los fluorescentes antiguos”, explica Alday. Por la noche, “La marquesina pasa de ser un lugar de penumbra bajo el sol a un punto de luz al caer la noche”, afirma la presentación hecha por el estudio.


Finalmente, gracias a esa estructura de vidrio y a la buena resolución de todos los requisitos para las distintas funciones, se consigue una ligereza visual que aparenta sencillez pero esconde una gran complejidad: en el armario central se alojan los cuadros eléctricos, sistemas de alumbrado, comunicación y semáforos y la máquina expendedora de tickets.


LA SOSTENIBILIDAD SOCIAL DEL MOBILIARIO URBANO

Si bien la marquesina es un elemento del mobiliario urbano que no tiene función relacional o de proximidad, que son los principales criterios para la convivencia y, por tanto, la sostenibilidad social, sí incide en su entorno por su estética. “Deben ser lugares que no deterioren el espacio sobre el que se instalan y que tengan una cierta belleza”, explica Gustavo García, técnico de asuntos sociales del Ayuntamiento de Zaragoza y coordinador del Grupo de Trabajo ‘La ciudad sostenible socialmente’, del Congreso Nacional de Medio Ambiente, Conama 9.


En el caso de estas marquesinas, se trata de un elemento que debe instalarse tanto entre los perfiles de urbanismo moderno de Valdespartera, con en otros de estilos muy anteriores, como la plaza de San Francisco o Gran Vía. Para este experto, “elementos modernos integrados en entornos tradicionales de la ciudad pueden resultar atractivos”. García llama la atención precisamente sobre esa última avenida: “El bulevar es un elemento muy reivindicado y la función de paseo central que tenía Gran Vía se ha perdido; el tranvía, como el carril bici, pueden ser modos de recuperarlo, y las marquesinas, si establecen bien los espacios, ayudarán a ello”.


En opinión de García, “lo importante era que se garantizara la accesibilidad del tranvía, cosa que se estableció desde un principio y que se ha cumplido”. Pero también valora que se mida la sostenibilidad social de los elementos urbanos:“El impacto ambiental de los materiales o su gasto energético está muy estudiado, pero debe tenerse en cuenta igualmente lo que aportan al entorno, como el caso de la estética”, concluye.


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