BIOLOGIA DE LAS ESPECIES

Parejas nada parecidas

"Los fotógrafos de naturaleza pasamos tanto tiempo escondidos que somos testigos de las más curiosas escenas. El 4 de septiembre del año pasado estaba en una laguna de Cinco Villas. Escondido, observaba un tarro blanco; al momento se acercó una hembra de ánade real que parecía coquetear con él. Enseguida llegó el macho de ánade algo ofuscado y empezó a gritar al tarro, que tuvo que marcharse", cuenta Gerardo Santos, el fotógrafo autor de esta imagen para la que usó una cámara Nikon D-300 Objetivo 300VR +1,7 S/400 F16.

Una pareja de ánades reales
Una pareja de ánades reales
GERARDO SANTOS

Se conoce como dimorfismo sexual a las diferencias en el aspecto entre el macho y la hembra en una misma especie. En el caso de las aves, la casuística es muy extensa. Algunas especies tienen un aspecto similar pero tamaño diferente. Es el caso del mochuelo o el águila real, en las que las hembras son mayores que los machos. En las rapaces este hecho implica únicamente un mejor aprovechamiento de los recursos, ya que su diferente fortaleza permite a la pareja depredar sobre un mayor repertorio de presas. En los trigueros, en cambio, el macho es mayor que la hembra. Los machos de triguero son polígamos y no ayudan a ninguna de sus hembras ni en la construcción del nido, ni en la incubación, ni en la alimentación de los pollos, por lo que usan su mayor fuerza física únicamente en impedir que otros machos ocupen su territorio.


Hay que reconocer que el que los sexos tengan un aspecto diferente facilita mucho las cosas. Habitualmente, son los machos los que muestran los colores más llamativos, lo que favorece el marcaje del territorio o sirve de atracción sexual, o ambas cosas a la vez. El chorlitejo chico tiene las manchas negras y blancas del pecho y cara más contrastadas que la hembra, diseño que exhibe tanto en el cortejo como cuando disputa con otro macho. La misma función tiene el amarillo intenso de las partes inferiores del macho de lavandera boyera (las hembras las tienen muy pálidas), sirviendo de señal disuasoria para otros machos cuando canta subido en lo alto de un arbusto en una postura que es exactamente lo que puede denominarse como ‘sacar pecho’.


Un caso extremo de dimorfismo lo presentan los ánades, entre los que las hembras de las distintas especies se parecen más entre sí que a sus respectivas parejas. Dado que no son territoriales, los colores brillantes de los machos de pato tienen únicamente una función sexual, y los usan en sus exhibiciones nupciales. Ahí acaba toda su aportación a la continuidad de la especie, siendo por tanto muy útil el plumaje críptico de las hembras para ocultarse de los predadores mientras incuban o sacan adelante a los pollos sin ninguna ayuda.


LA EXCEPCIÓN

Pero no hay regla sin excepción. El chorlito carambolo nidifica en el extremo norte europeo, deteniéndose en las estepas aragonesas para descansar en sus largas migraciones. En este ave, la hembra está más intensamente coloreada que el macho, siendo ella la encargada de marcar el territorio mediante el canto, desentendiéndose además, después de poner los huevos, de la incubación y cuidado de los pollos, una tarea que su compañero realiza en solitario.


Lo contrario a lo dicho hasta ahora es el caso del petirrojo, que no presenta dimorfismo sexual y tan imposible es para nosotros como para ellos el reconocerse el sexo sólo con la vista. Fuera de la época de cría no tiene importancia, pero cuando en primavera deben formarse las parejas, estas especies se reconocen únicamente por el comportamiento del individuo que tienen enfrente y el agresivo macho territorial de petirrojo atacará al ejemplar que se le acerque desafiante o cortejará al que adopte una actitud sumisa.


Javier Blasco Zumeta es entomólogo, ornitólo y maestro. Premio Medio Ambiente Aragón 2004.


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