La explicación de por qué la semana consta de siete días hace referencia a nuestra querida Luna. Esta tarda en girar alrededor de la Tierra veintiocho días (más o menos) y durante ese tiempo se muestra de cuatro maneras diferentes: luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante. Dividiendo 28 entre 4, el resultado nos da 7, una semana.

Asimismo, hay que decir que esta división proviene de los caldeos. Los hebreos añadieron a esa división un significado místico: los seis primeros días están ligados a la creación del mundo y el séptimo al reposo o 'sabat'.  En Roma, durante el imperio de Augusto, se adoptó definitivamente la semana y se consagró cada día a una divinidad, de las cuales conservamos los nombres: Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno. El domingo es el día del Sol, consagrado a Dios en los ritos cristianos.

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