Esta semana una treintena de niños de Malón han empezado el curso escolar estrenando nuevo colegio. El Ayuntamiento ha estado durante siete años muy comprometido con este proyecto, que no ha contado hasta el momento con el apoyo del Gobierno de Aragón.

La escuela era una eterna demanda de los padres, ya que el antiguo colegio abría sus puertas en un viejo taller textil reconvertido para la función educativa que ha venido cumpliendo en los últimos tiempos. "Estaba alejado y al otro lado de la carretera, con el peligro que ello conlleva. Después de mucho trabajo hemos podido conseguirlo y la verdad es que es una alegría ver a los niños en las aulas de esta escuela", resume el alcalde malonero, Alberto Mesa.

La satisfacción es total entre los responsables municipales, ya que después de siete años de lucha, el colegio es una realidad.

Un camino largo, en el que el primer edil reconoce que no han faltado los obstáculos. "No hemos contado con la ayuda que necesitábamos del Gobierno de Aragón, pero sí hemos tenido el apoyo importante de la Diputación Provincial de Zaragoza, que ha posibilitado el que se saque adelante este proyecto tan ambicioso", cuenta Mesa.

Y es que la DGA -administración competente en materia de Educación- no ha aportado financiación alguna al proyecto. "Construyen los colegios donde ellos quieren, tal y como me dijeron una vez. Hay que entender que el dinero es limitado y que tienen un aumento importante de población en las grandes ciudades, pero se perjudica al medio rural", dice el primer edil.

Parece que el Gobierno de Aragón se comprometió por lo menos a aportar el mobiliario, pero las clases han empezado con los muebles antiguos. "Si falta algo, haremos un último esfuerzo desde el Ayuntamiento para que las instalaciones sean las mejores", asegura el alcalde.

Un gran patio para jugar

El nuevo colegio, junto a las piscinas municipales y la pista polideportiva, ha costado un total de unos 600.000 euros, precio que incluye la urbanización exterior del patio. "Para un pueblo pequeño como Malón con cuatrocientos habitantes esto significa que hemos tenido que dedicar muchísimos recursos. La DPZ nos ha financiado al 70%, y el resto lo ha tenido que asumir el Ayuntamiento", recuerda Alberto Mesa.

El colegio tiene cinco aulas, una sala de profesores, y un patio muy amplio de 1.200 metros, con campo de fútbol sala y una pequeña zona de juegos. Se va a apostar por las nuevas tecnologías, con proyectores de devedé con pantallas, y equipos de sonido en cada aula. "Además, una de las clases se va a dedicar completamente a la informática con ordenadores, algo de lo que podrá beneficiarse el resto del municipio con cursos o similar", finaliza Mesa.