BAJO ARAGÓN-CASPE

El centenario llaüt 'Cardenal' navega de nuevo por las aguas del Ebro

La embarcación de vela ha sido restaurada y se quedará en Fayón como atractivo turístico.

El llaüt 'Cardenal' pasa junto a la torre de la iglesia que quedó bajo las aguas del embalse.
El centenario llaüt 'Cardenal' navega de nuevo por las aguas del Ebro
Mª Carmen Ribó

Tras años de paseos tierra adentro, el centenario 'Cardenal', el último llaüt (emblemática embarcación de vela), ha vuelto a navegar por el río Ebro. Eso después de una importante restauración, que ha dotado a Fayón de un atractivo turístico más. La embarcación fue localizada hace 17 años en Miravet y en 2007 comenzaron las labores de restauración, después de pasar varios años en el Monasterio de Rueda y estar expuesto en la plaza del Pilar de Zaragoza durante un tiempo.

 

Hasta 1964, cada día llegaban hasta el embarcadero decenas de llaüts llenos del carbón que se extraía en las minas de Mequinenza. Desde el río se llevaba a través de unas vagonetas a la estación de ferrocarril desde donde era distribuido a los puntos de consumo. La construcción del embalse de Ribarroja supuso la desaparición del pueblo antiguo de Fayón, que quedó sepultado bajo las aguas, al igual que su estación de ferrocarril.

 

Un minero que abandonó la explotación en 1960 para emprender el camino de la emigración a tierras catalanas, miraba esta mañana con nostalgia el 'Cardenal' surcando de nuevo las aguas. "Cargaba hasta 35 toneladas de carbón si el cauce del río lo permitía. El agua llegaba entonces hasta unos centímetros de la borda, de hecho, continuaba, alguna vez tuvimos que echar carbón al río para aligerar la carga", añadía.

 

Según contaba, tres remeros y el patrón gobernaban la embarcación y tardaban tres horas en completar el trayecto desde Mequinenza hasta Fayón. La subida, sin embargo, era más laboriosa, ya que, aun sin carga, había que luchar contra la corriente y muchos días contra el cierzo. Entonces se utilizaba la fuerza de las mulas que, desde tierra y atadas a una larga cuerda, con las sirgas ayudaban a remontar la corriente.

 

La consejera de Cultura, María Victoria Broto, aseguró que el llaüt "puede convertirse en el mayor atractivo turístico de esta población".

 

Broto estuvo acompañada por alcaldes de la comarca y municipios limítrofes, así como el presidente de Bajo Aragón-Caspe, Javier Sagarra; el director general de Patrimonio, Jaime Vicente, y numerosos vecinos. Todos ellos pudieron ver cómo el llaüt surcaba de nuevo las aguas camino de Mequinenza, esta vez tirado por la fuerza de una embarcación a motor.

 

Treinta y cuatro personas navegaron en este viaje inaugural que, según palabras de la consejera, "va a tener continuidad", ya que dijo que este permanecerá en Fayón.

 

José Arbonés, alcalde de Fayón, con palabras emocionadas recordó aquellos momentos de su niñez cuando veía surcar las aguas del Ebro y a su padre, 'llaüter' o remero de estas embarcaciones. Recordó, además, que la restauración se había realizado siguiendo las tradiciones calafateras y que tanto las herramientas como el trabajo de la madera se había realizado siguiendo esa tradición hoy casi en el olvido.

 

Tras más de una hora de recorrido, este culminó en Mequinenza. Pasó por un entorno bien distinto al que recorrían estas embarcaciones y bajo la torre de la iglesia, que todavía emerge de las aguas allí donde hace más de cuatro décadas quedó inundado un pueblo y una forma de vida. Fayón tenía entonces más de 1.500 habitantes y hoy apenas tiene 400.