El exceso de demanda en la escuela infantil de Cadrete ha obligado a utilizar las instalaciones del viejo colegio para dar cabida a los niños y a tomar medidas restrictivas en el comedor, que ahora no podrán utilizar de forma puntual aquellos pequeños que lo necesiten. La medida no ha satisfecho a algunos padres, que critican las instalaciones a las que han sido trasladados sus hijos.

Entre las deficiencias que denuncian algunos padres y docentes están la falta de botiquín, de cambiador de pañales, material escolar o un patio de recreo acondicionado para menores de tres años. Muchos de los padres se enteraron ayer al llegar al centro de que sus hijos tenían clase en el local anexo y algunos se negaron a dejar a sus hijos en el aulario habilitado.

La guardería ha estrenado el año con una decena de alumnos más. "Han admitido a más niños fuera de plazo y ahora, los que ya estaban, tienen que cambiar de aula", apuntaba Ana Serrano, que tiene una hija de dos años.

Olga Lázaro y su marido han pedido cita para hablar con la alcaldesa y el lunes se reunirán con María Ángeles Campillos. Para la edil popular, el antiguo colegio es un edificio que se puede utilizar. Además, matizó que se trata de un "servicio para todos" y que se ha estudiado la mejor forma de organizarlo para evitar que quedaran niños fuera. Además, añadió que se va a arreglar el patio de recreo.