La restauración del Puente Viejo de Monzón empezará a finales de julio

El Ayuntamiento de Monzón dio el lunes el visto bueno, en sesión extraordinaria y urgente, a la restauración del Puente Viejo, sobre el río Sosa. El equipo de Gobierno (PSOE - IU, CHA y PAR) votó a favor, mientras que el grupo del PP se abstuvo, a excepción de su portavoz, Nicolás Fortuño, que votó en contra.

Por otro lado, el director general de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Jaime Vicente, firmó el martes la licitación de esta obra, según lo acordado en el pleno de marzo en el que el Consistorio ribereño se comprometió a financiar el 40% de la obra, que asciende a 1,3 millones de euros, frente al 60% restante que corre a cargo de la DGA.

Dicho acuerdo contó con los votos a favor de PSOE, IU y CHA (el concejal del PAR no acudió) y la negativa del PP que entendía que el equipo de Gobierno podría haber buscado otras fórmulas de financiación y achacaba un largo retraso a esta obra.

El compromiso municipal de financiación de este proyecto ha sido suficiente para que el departamento de Patrimonio pueda licitar esta importante obra, explicó el alcalde, Fernando Heras, que precisamente el martes tomó posesión de su acta como diputado en sustitución de la ex consejera Eva Almunia.

La licitación se publicará el 30 de abril en el Boletín Oficial de Aragón y la rehabilitación de este puente se podría adjudicar a comienzos de verano para iniciarse en la última semana de julio o primera de agosto, según las perspectivas del alcalde ribereño. Hace aproximadamente un año el alcalde, la entonces concejal de Urbanismo, Elisa Sanjuán, y el arquitecto José Miguel Ferrando comparecieron en rueda de prensa para presentar la reforma de este puente, que data del siglo XVIII. La demora que acumula esta obra se ha debido, según Heras, a "un error en la gestión". "Me siento responsable del retraso que ha acumulado esta obra y así lo he dicho, es un error de gestión imputable a mí persona", dijo.

El Puente Viejo de Monzón data del siglo XVIII (1768) y fue construido con sillares y ladrillo aragonés en el resto, en sustitución de un puente medieval que se llevó una riada. Hace dos años se detectó que corría riesgo de desprendimiento tras apreciar en él cemento aluminoso, utilizado en las últimas reformas de mediados del siglo XX. Desde entonces se cerró al tráfico rodado y se ha habilitó una pasarela provisional por su carril central.