Tras una emocionante tanda de penaltis, uno de los dos equipos aragoneses que disputaron el torneo acabó venciéndo. Fue el Real Zaragoza de Javier Garcés el que levantó el trofeo tras empatar a un tanto en el tiempo reglamentario y estar más acertado en una tanda de penaltis en la que vencieron 4-3. El acceso a la final no fue fácil para ninguno de los dos. En ambas semifinales hubo un representante aragonés, obteniendo la cara y la cruz para los intereses de los nuestros.

En la tarde del sábado se disputaron los dos primeros encuentros. El Olivar se vio superado por el Levante por un ajustadísimo 0-1. Los zaragozanos pudieron empatar, pero no estuvieron afortunados en los momentos decisivos.

En la otra semifinal, sí que obtuvo el pase al partido decisivo un representante aragonés. No le resultó sencillo, ya que el Villarreal, duro rival, puso realmente difícil las cosas a los zaragocistas. El 2-1 clasificó a los de Javier Garcés para la final. Los blanquillos salieron muy fuertes y se pusieron con dos goles de ventaja, ambos de Carlos Vicente. A falta de diez minutos para el final, el Villarreal redujo la diferencia, pero la victoria no corrió peligro alguno.

La final de consolación

Este domingo, 27 de agosto, se disputaron ambas finales: la de consolación y la que dilucidaría el campeón. En la primera, los castellonenses fueron superiores a El Olivar. El 4-1 definitivo otorgó el tercer puesto para el conjunto amarillo.

La igualdad imperó en la gran final. El equipo zaragozano saltó al terreno de juego mejor que su rival, pero su superioridad no se tradujo en goles. Con el mismo resultado con el que se comenzó, se llegó al intermedio.

Tras el descanso, el Levante salió mejor. Tras unos minutos en los que la zaga blanquilla es defendió bien, llegó el gol levantino, en el minuto 65. Los cambios llenaron de aire fresco a los blanquillos, que lucharon incesantemente en busca de un empate que no llegó hasta el minuto 80. Desde ahí hasta el final, el marcador no se movió y el campeón tuvo que esperar a una tanda de penaltis en la que los de Javier Garcés tuvieron más acierto y se proclamaron campeones de este torneo con un gran cartel.

Los premios individuales estuvieron muy repartidos. El trofeo al máximo goleador se lo llevó Nacho Díaz, del Villarreal, autor de tres dianas, las mismas que Carlos Vicente, que recibió el trofeo a mejor jugador del torneo. El levantinista Fran Martínez, fue elegido mejor guardameta de un torneo con mucha afluencia de público con cuatro conjuntos de la División de Honor Juvenil. Cara y cruz para los representantes aragoneses.