Aragón pierde fuelle en la categoría

La próxima temporada contará con tan solo dos equipos en División de Honor. El Stadium y el Ebro no cumplen con el objetivo de conservar la categoría. El quinto puesto del Real Zaragoza es lo mejor que deja el curso para los nuestros.

Aragón pierde poder en el panorama juvenil nacional, tras ver cómo dos de sus tres representantes en División de Honor han dado con sus huesos en Liga Nacional. Una vez más, el muy exigente grupo III, formado por equipos catalanes y baleares de mucho potencial, ha dictaminado su ley y ha terminado engullendo a los conjuntos que se preveía que iban a estar luchando por la salvación. Únicamente un par de temporadas consecutivas ha durado el triplete de clubes aragoneses en la máxima categoría juvenil.

El club que ascienda del escalafón inferior juvenil y el Real Zaragoza serán los representantes aragoneses en la temporada 2016-17. Motivos para la esperanza el que ha dejado sembrado Juan Carlos Beltrán junto a sus chicos. Temporada que se podría catalogar como muy buena, con un quinto puesto final como premio, solo superado por clubes de enorme potencial y lo que es mejor aún, con la semilla puesta del debut de bastantes jugadores de primer año juvenil, que a buen seguro serán fundamentales en el futuro. Faltaron algunos resultados buenos, sobre todo lejos de la Ciudad Deportiva, para superar al FC Barcelona en la tabla, lo que hubiera dado aún más caché a lo realizado.

Fatal final para el Ebro

Sorprendente y triste resultó el desenlace para un CD Ebro que perdió energías a medida que la competición avanzaba. Tras una primera vuelta impecable, siendo fuertes en casa y ganando a rivales directos, el camino se empezó a torcer con la derrota en el CMF Almozara ante La Salle. Los plomos se fundieron, empezaron las dudas y el resto fue una cuesta abajo y sin frenos. Ni el cambio de entrenador, sustituyendo Domingo Martínez a Javier Calzón a falta de cinco jornadas fue suficiente ni para que llegase la reacción ni mucho menos la salvación. Importante paso atrás para un proyecto en el que el club había depositado muchas ilusiones.

Lucha sin premio

A la hora de hacer el balance final, no hay muchas cosas que reprochar ni a Javier Romero ni a sus muchachos del Stadium Casablanca. Con sus armas supieron competir en bastantes jornadas, como lo demuestran los empates cosechados ante conjuntos de la zona noble, como Mallorca o Damm, pero la rémora de la falta de gol –19 anotados nada más– fue demasiado pesada.

Ahora toca pasar página, empezar de cero e intentar que el regreso sea lo más pronto posible a una categoría en la que por su historia debe ocupar el Stadium Casablanca.