Vino y gastronomía, el binomio perfecto para disfrutar de La Rioja

La tierra de los mil vinos. Así es conocida La Rioja, cuya historia está unida intrínsecamente a la bebida del dios Baco. Las privilegiadas condiciones de la región, su diversidad paisajística y la experiencia de sus gentes la convierten en uno de los rincones del mundo donde la tradición vitivinícola puede enorgullecerse de ser un arte con mayúsculas.

Más de 400 bodegas pertenecientes a la DOCa Rioja, que divulgan con absoluta pasión la historia y la cultura vitivinícola de la región, son las grandes protagonistas de la oferta enoturísica de la comunidad. Vivir la cultura del vino en bodegas de diferente tamaño, filosofía y enfoque otorgan a la experiencia matices únicos. Además, disfrutar de los paisajes, conocer el origen del vino desde la viña con el viticultor, pasear a caballo o en bici por viñedos centenarios, sobrevolar en globo el mar de viñas, hacer una cata en un ‘wine-bar’, descifrar un vino desde la barrica, viajar en el tiempo a través de los calados subterráneos de una bodega centenaria, vendimiar en familia o descubrir los maridajes perfectos son algunas de las vivencias que propone La Rioja.

Entre las diferentes ofertas que se pueden encontrar destacan la Ruta del Vino de Rioja Alta y la Ruta del Vino Rioja Oriental, dos excelentes opciones que unen gastronomía, cultura, naturaleza y vino.

Y nada mejor para acompañar un buen vino que una excelente oferta gastronómica. Los productos de la tierra, la cocina de siempre y las nuevas tendencias se unen en una simbiosis perfecta para convertir a La Rioja en la región de España con más estrellas Michelin por habitante. Atesora un total de seis estrellas en cinco restaurantes: El Portal de Echaurren, Venta Moncalvillo, Ikaro, Kiro Sushi y Nublo. A ellos se les unen otros muchos restaurantes distinguidos, así como los gastrobares, casas de comidas y bares famosos por sus tapas y pinchos.

Una cocina cargada de sabores y sensaciones para todos los paladares. Entre sus platos más típicos destacan las patatas con chorizo, las alcachofas, las alegrías riojanas, las chuletillas asadas con sarmientos secos de las vides, el cabrito asado, el queso camerano o los caparrones. Y de postre, ciruelas de Nalda, peras de Rincón, mazapanes de Soto o los fardelejos de Arnedo, entre otros.

La Rioja invita a tomarse un respiro, a disfrutar de la calma y a reconectar con la tierra. Vino y gastronomía se unen en un binomio indisoluble que posiciona a la región como uno de los grandes territorios enogastronómicos para disfrutar en familia, con amigos o en solitario.

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