Sandra Val, artista contemporánea: “La pieza definitiva quiero pensar que aún no ha llegado, tampoco el viaje”

El proyecto ‘¿Te inspira viajar?’ de Renfe da voz a diversos profesionales de la cultura sobre sus procesos de creación e inspiración. La artista contemporánea Sandra Val invita a viajar desde sus escenarios de cerámica, instalaciones donde confluyen diferentes tiempos y lugares y las experiencias acumuladas en sus viajes y estancias en el extranjero.

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Viajar no solo es conocer nuevos lugares. Para muchos, el propio trayecto es una parte fundamental del viaje y una fuente de inspiración tan enriquecedora como los destinos que nos esperan al final del recorrido. Ese tiempo detenido en el que se puede mirar por la ventana y dejar volar los pensamientos durante horas es una fuente inagotable de ideas para muchos creadores que, además, por motivos laborales o personales suelen desplazarse muy a menudo.

Bajo esta idea, ‘¿Te inspira viajar?’ de Renfe propone una serie de charlas con personalidades de la cultura para hablar de inspiración y de viajes. Entre esas personas de espíritu nómada y que reconocen disfrutar casi más del trayecto que del propio destino está Sandra Val, artista contemporánea que encontró en la escultura (y, en concreto, en la cerámica) su vía de expresión.

Val moldea la porcelana para dar forma a sus ideas y crear escenarios desde los que, con un poco de imaginación, nos hace viajar a otros espacios, a tiempos remotos y evoca elementos culturales de los diferentes lugares en los que ha vivido, por los que ha viajado o donde ha pasado un tiempo desarrollando sus proyectos con residencias artísticas. Nos recibe en su estudio del madrileño barrio de Carabanchel, Corner Gallery, junto a una de sus instalaciones y nos enseña el taller donde trabaja las piezas que formarán parte de su próxima exposición en abril en Perú.

¿Cuál fue el punto de partida que te llevó al mundo del arte y, específicamente, a la cerámica? ¿Cuándo supiste que esa era tu forma de expresión favorita?

Mi vinculación con el arte ha estado desde siempre, pues cuando somos pequeños hay una relación especial con la plástica, con todo lo manual y háptico. En mi caso, tuve un contacto con la cerámica muy temprano porque viví durante los años de mi infancia en Sevilla, en Triana, que es un barrio alfarero por excelencia. Tenía la gran suerte de que en mi colegio teníamos un contacto directo con el mundo de la arcilla, el modelado, la azulejería… y con toda la riqueza de Sevilla y su cerámica a nivel arquitectónico.

"Viví durante los años de mi infancia en Sevilla, en Triana, que es un barrio alfarero por excelencia"

Años más tarde, cuando decidí estudiar Bellas Artes en Madrid, fui especializándome en escultura y di con la profesora Xana Álvarez que se había formado en cerámica. Ella me enseñó a reproducir a través de la matricería pero, en lugar de con otros materiales, con la propia porcelana. Ahí es donde se generó esa unión entre el pasado y la antigüedad (toda esa tradición, todo ese contexto que me había rodeado) con la parte técnica o más formativa.

¿Cuáles son las influencias que guían tu proceso creativo?

Mis influencias son muy diversas y muy amplias. A día de hoy todavía hay elementos y momentos que me sorprenden. A nivel sensaciones, me influye el momento del día y desde la luz hasta la temperatura. También la música es muy importante para mis procesos creativos y todas las formas de arquitectura, así como los espacios donde hay vestigios del pasado como los yacimientos arqueológicos… Son situaciones que me conectan directamente con esa necesidad de construir.

¿Cómo es ese proceso de creación y construcción en tu caso?

Pues el proceso de construcción es largo. Se inicia en una primera búsqueda de formas específicas, que conectan con distintas civilizaciones a lo largo de la historia, con imaginarios comunes que todos podemos reconocer pero que intento hallar en mis contextos más cotidianos y cercanos. Es decir, cualquier objeto con formas esféricas, circulares, simétricas… es un objeto de deseo para mí y una fuente de elaboración de símbolos.

A partir de ahí yo los reproduzco, los transformo, los repito y, con todos esos elementos, comienzo a construir piezas que se alzan en vertical o que se extienden hacia el suelo o que van creciendo en diferentes direcciones.

Sandra Val
Sandra Val, junto a una de su instalaciones, en su estudio de Carabanchel.
VÍCTOR LERENA

¿Qué es para ti la inspiración?

La inspiración se puede hallar en cualquier lugar y en cualquier momento. Creo que es un estado y creo que se logra trabajando. Quiero decir: es difícil lograr la inspiración si no ponemos de nuestra parte. Siempre que de alguna forma estás conectada a esa necesidad, a ese pensamiento, a esa búsqueda, la inspiración surge en cualquier momento. Incluso de los propios errores surgen grandes inspiraciones, al menos en mi caso.

Tus composiciones funcionan como escenarios o como paisajes, ¿es esa la idea?

Así es, sí. Tiendo a construir escenarios a modo de paisajes, en su mayoría a través de la cerámica y de conjuntos escultóricos que tienen esa idea de poder envolver o hacer partícipe al espectador. Sobre todo, al utilizar escalas de gran formato.

¿Y qué lugares o momentos te inspiran?

En la mayoría de las construcciones e instalaciones que llevo a cabo hay un trabajo previo de investigación que suele estar conectado con una idea, un lugar, o ambos. Por ejemplo, en el caso de la instalación que tengo ahora expuesta en el estudio, surgió de estar trabajando in situ en un lugar: Alcora, en la provincia de Castellón. Esa región es conocida por su tradición cerámica, tanto artesanal como industrial, y también es muy rica en patrimonio arqueológico. En ella quise combinar dos momentos importantes de la historia de esta localidad: sus restos romanos y ese paisaje colmado de chimeneas y de fábricas de cerámica. Esta construcción fue el resultado de sumar dos coordenadas, espaciales y temporales, que conviven en un lugar.

¿Qué buscas transmitir al público con tus exposiciones? ¿Es fácil conectar con ellos?

A mí me inquieta especialmente pensar que al público le cueste conectar con mi lenguaje. Entonces, es algo que procuro tener siempre presente. A veces temes ser demasiado hermética o distante o críptica… pero el afán de construir escenarios a gran escala tiene una intención de hacer partícipe al espectador, de incluirlo y de evocar también esa sensación tan primaria que es el juego. Por eso, estas instalaciones tienen un cariz tan lúdico, que conecta incluso con los dameros y tableros de juego. Desde ahí me interesa conectar con el espectador, con ese tipo de sensaciones que nos llevan a la niñez; pero también a esa posibilidad de construir, de modificar los patrones, de poder recorrer un escenario, un espacio que no es un lugar estrictamente conocido, aunque sí nos remite a diferentes tiempos y a distintas culturas.

"Construyo escenarios a gran escala para hacer partícipe al espectador, incluirlo y evocar también esa sensación tan primaria de juego"

¿Cuáles son tus materiales favoritos?

Aunque utilizo diferentes medios y materiales como textil, metal, vidrio… en realidad el eje central de todo mi trabajo es la cerámica y, en concreto, la porcelana. La porcelana es un material que, además, no sólo me conecta con la tradición, el oficio y la cultura de nuestro país, y con diferentes culturas, sino que también es tecnología. Solemos vincularla al objeto cotidiano, a las vajillas, pero se utiliza en industria (óptica, mecánica) e, incluso, todas las naves que salen fuera de la atmósfera están forradas por dentro con placas de porcelana. Es decir, es un material muy versátil que creo que recorre nuestros orígenes y también nuestras posibilidades futuras. Por eso es mi predilecto.

Sandra Val
La artista Sandra Val trabaja en una pieza en su taller.
VÍCTOR LERENA

¿Cuál fue la primera pieza que, al verla terminada, pensaste: aquí hay algo?

El nivel de exigencia me hace muchas veces no estar conforme. No me gusta revisar demasiado las piezas cuando están terminadas, aunque sí durante el proceso para mejorarlas. Creo que fue con mi primera instalación cuando realmente sentí que estaba cómoda y que era capaz de incluir todos mis intereses artísticos y todas las disciplinas: un escenario, lo tridimensional y lo bidimensional, la pintura, la escultura, la cerámica, ir más allá del objeto, tener en cuenta el espacio… Me dije: quiero seguir construyendo desde aquí. La pieza definitiva quiero pensar que aún no ha llegado.

¿Cómo has vivido los reconocimientos que has tenido?

Tener un reconocimiento a nivel internacional (como pueda ser el de una de las Bienales de Cerámica más importantes del mundo, la de Corea) es un privilegio y un honor. Estos hitos generan credibilidad y mucha motivación para continuar. Pero, bueno, son una acumulación de situaciones fortuitas, porque ya sabemos que hay gente muy buena, muy profesionales y buenos artistas, y no deja de ser una especie de lotería. Claro que es algo que te va a afianzar en el mercado y que te va a ayudar a construir currículum, una suma de ventajas que te van a ayudar a crecer y a continuar, pero es muy aleatorio.

¿Qué significa para ti que tu obra forme parte de la colección del Gyeonggi Museum of Contemporary Ceramic Art en Corea, uno de los más importantes en tu especialidad?

A día de hoy todavía ni me lo creo. Es realmente gratificante poder tener una obra en un lugar así. Eso es un verdadero premio.

¿Queda mucho por hacer en el mundo del arte en cuanto a mujeres e igualdad?

Queda mucho por hacer en general, en todos los sectores, en cuanto a la relación de igualdad con la mujer. El arte y la cultura no iban a ser menos. Hay muy buenas iniciativas, hay que empezar por algo, pero no es suficiente. Y creo que es un proceso también de aprendizaje, que nos va a hacer ir mejorando, tomando conciencia y pudiendo educar a la gente de esta generación y a las que estén por venir. Hay que trabajarlo desde las bases y desde las edades más tempranas y no es algo que vayamos a lograr en poco tiempo. En algún momento dejaremos de hablar de estas cuestiones porque realmente habrá una igualdad instaurada.

Has mostrado interés por combinar tu obra física con el espacio virtual, ¿qué proyectos tienes en mente?

Actualmente estoy inmersa en la construcción de la idea del metaverso, de escenarios donde se pueda interactuar en tiempo real y donde estos paisajes o lugares puedan ir creciendo y desarrollando posibilidades para el usuario. No dejan de ser una extensión de todo lo que nos rodea. Ahora estoy preparando mi próxima exposición individual para la galería Ginsberg en Lima (Perú), que va a estar concebida desde lo instalativo y también va a tener representación de esos espacios virtuales. En esta ocasión, parte de lo que habrá en sala también se podrá ver en una supuesta coordenada localizada en el planeta Marte. Vamos a jugar con la ficción y la realidad, sin saber muy bien dónde están los límites, hasta dónde vamos a llegar como civilización y en otros lugares que no son solo el planeta Tierra.

"Parte de mi próxima instalación se podrá ver también en una supuesta coordenada localizada en el planeta Marte"

¿Cómo han influido en tu trabajo tus experiencias viajeras y vivir en otros países?

Las residencias artísticas te permiten salir del lugar donde habitualmente resides y trabajas y te obligan a entrar en otro estado, en otro tiempo. Y, por supuesto, a formar parte de otro lugar, a relacionarte con otro tipo de gente. Todo eso es fundamental para hacer crecer la mirada, para conocerte a ti mismo, entender tus limitaciones y aprender de otros. Es una mezcla entre viajar y vivir, porque no solo está el viaje y la experiencia sino que, por un momento, tú desplazas todo tu lugar de desarrollo y, además, lo tienes que adaptar. A veces es muy difícil, pero a posteriori es sumamente gratificante. Siempre que viajas para trabajar en otro lugar durante un tiempo, cuando vuelves ya no trabajas desde el mismo lugar ni de la misma manera. Algo ha cambiado, algo te traes contigo ya para siempre.

¿Te inspiras cuando viajas?

Para mí es fundamental, me faltan vidas para ir a todos los destinos que me gustaría. El viaje es algo que ha formado parte de mi vida desde muy muy pequeña, porque mi padre y mi madre residían en puntos equidistantes de España y mi familia también estaba desperdigada. Tengo un recuerdo, desde muy temprana infancia, de tener que viajar, incluso en ocasiones sola, varias veces al año. También el traslado de vivienda no deja de ser un viaje. Eso ha hecho que de alguna forma yo tenga una mirada más nómada y que necesite moverme.

En el recorrido puedo hasta apropiarme de ese tiempo, es algo mágico. Casi disfruto más del proceso del viaje, de ver todo el paisaje, que del destino. De hecho, muchas de las ideas que surgen en mi trabajo ocurren en ese momento. Siempre voy con un cuaderno, leyendo, con música y creo que ahí se me ocurren las mejores ideas. Me resulta realmente especial.

¿Cómo recopilas esas ideas para que no se te escapen, tienes cuadernos de viaje?

Mis cuadernos de viaje, a pesar de ser artista, no están especialmente elaborados. Nunca tienen un orden, un principio ni un final. Escribo lo que surge: ideas, frases, palabras y posibilidades, son como mapas que están llenos de flechas, de conexiones. Y como siempre llevo lectura, hago anotaciones.

Sandra Val
La cerámica es el material favorito de Sandra Val.
VÍCTOR LERENA

¿Cómo han influido tus viajes en tu arte y en la evolución de tu estilo creativo?

Entiendo también los viajes como todos los lugares en los que me ha tocado vivir, como algo natural. Esa idea de pertenecer a un lugar es algo que a mí no me ocurre, llevo una especie de mochila de mezclas de haber nacido en un lugar, haberme criado en otro, haber pasado años en otras ciudades… Eso ha ido de alguna manera construyendo mi mirada, una mirada muy poliédrica y con mucha mezcla, y es algo que creo que se termina reflejando también en mi trabajo.

¿Algún viaje especialmente inspirador o revelador?

No sería muy justo poner un solo viaje, pero me impresionó Turquía por el paisaje, la naturaleza, la arquitectura, a nivel cultural. Fue muy rico, una mezcla de muchísimos elementos potentes e inspiradores.

¿Y un viaje que supusiera un cambio de rumbo en tu carrera profesional?

El punto de inflexión en mi carrera quiero pensar que está por llegar y que va a ser Lima este próximo abril, porque he planeado un recorrido que va más allá de la capital de Perú, así que espero que pueda sorprenderme especialmente.

¿Cuál es el viaje que más repites?

Un viaje que repito constantemente en los últimos años, por una cuestión de trabajo, es Madrid-Valencia y creo que va a seguir siendo así por un tiempo.

¿Con quién te gusta viajar?

Pues mira, es curioso porque en la medida de lo posible no hay nada que me guste más que viajar sola, precisamente por esa capacidad que tiene el viaje de proporcionarte esa introspección y ese contexto casi mágico. Me encanta viajar sola y me encanta viajar en tren, pero una de mis compañías favoritas es mi amigo inseparable y gran comisario de arte Óscar Manrique. No lo cambio, me iría con él siempre.

¿Y un viaje soñado?

Ir más allá de los territorios que conocemos. Un viaje soñado para mí sería ir a Marte, a la Luna o a cualquier planeta del Sistema Solar, por no decir más allá. Como no creo que pueda hacerlo en esta vida, me conformo con ir a Islandia que creo que es un destino un tanto especial, casi extraterrestre por lo poderoso de su paisaje natural.

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