Una práctica vital para el planeta, cada vez más integrada, pero con retos por delante

Este miércoles se celebra en todo el planeta el Día Mundial del Reciclaje, una cita promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) con el objetivo de concienciar a la población sobre la importancia de tratar los residuos correctamente para proteger el medioambiente.

La jornada, que pretende promover una mayor responsabilidad a este respecto y que se centra tanto en el ciudadano como consumidor como en el que extrae la materia prima y en el que la transforma en un bien de consumo, se celebra desde el año 2005. Las conocidas como ‘tres erres’ (reducir, reutilizar y reciclar) han sido y siguen siendo su razón de ser, un concepto que constituye el principal fundamento del consumo responsable, que persigue disminuir el volumen de residuos generados y minimizar nuestra huella de carbono.

Pero, con el tiempo, se han ido añadiendo otros temas que han hecho que el reciclaje sea inseparable de elementos tan importantes en la actualidad como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la Naciones Unidas o el cambio climático. En relación a este último, una de las grandes preocupaciones a nivel internacional por sus graves consecuencias –desertificación, sequías, desaparición de especies...–, cabe destacar que reciclar se ha convertido en una de las principales claves para combatirlo. Esto es así porque llevar a cabo esta práctica hace que se ahorren millones de toneladas de CO2, uno de los gases más peligrosos para el medioambiente y vinculado directamente al aumento de la temperatura en todo el planeta.

Guillermo Mestre

Asimismo, su realización también ayuda en esta misión porque supone un menor consumo de energía. No en vano, cuando se recicla madera, vidrio, metal o plástico se reducen los trabajos de extracción, transporte y elaboración de nuevas materias primas destinadas a la producción, y se contribuye a consumir menos energía en el resto de procesos.

Así, algo básico como separar la basura que se produce diariamente tiene un impacto considerable en el medioambiente. El reciclaje salva los recursos naturales, reduce la contaminación y genera empleo, pues cada vez más empresas se dedican a esta actividad. Además, está directamente relacionada con la economía circular, otro de los conceptos en auge e integrado en multitud de organizaciones, al tratarse un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido y extender de esta forma su ciclo de vida.

Te puede interesar

¿Cuáles son los fallos más frecuentes?

Sin embargo, y aunque la práctica del reciclaje esté cada vez más extendida y exista una importante concienciación al respecto, diversos expertos señalan que aún queda camino por recorrer. Numerosas organizaciones del ámbito ponen el foco en la necesidad de un cambio profundo en el modelo de consumo, con el fin de que se dé una notable reducción de la generación de residuos. Un fin para el que reclaman a las instituciones medidas efectivas en este sentido, como políticas destinadas a la disminución de la producción de envases y al impulso a la separación de materia orgánica en los domicilios o cambios en la gestión de los desechos, pues recuerdan que una parte importante de los mismos aún va a parar a los vertederos.