Este 2021, Casa Pascualillo habría celebrado 82 años. Más de ocho décadas desde que Pascual Álvarez y Bruna Enrique abrieran su negocio en la calle Libertad e iniciaran un legado gastronómico y familiar en El Tubo zaragozano. Ellos eran los abuelos del último propietario, Guillermo Vela, que cerró las puertas de este negocio familiar a raíz de la pandemia. "Cerramos, como todos, por obligación, y cuando pudimos reabrir, con las restricciones vigentes, era inviable mantenerse abiertos y soportar todos los gastos", rememora Vela.

"Fue una decisión muy triste, que nos costó tiempo meditar y asumir", añade. "Mi abuelo se llamaba y apellidaba Pascual, y por eso lo de Casa Pascualillo. Era mi abuelo materno, y cuando se jubiló fue mi padre quien se puso a llevar el negocio. Cuando lo hizo él, yo me puse al frente, y jamás pensé que iba a cerrar de esta manera".

Vela se puso tras la barra hacia 1985, haciendo gala de elaboraciones tradicionales y de cuchara, pero también adaptándose a las novedades culinarias. "Toda la vida hemos hecho cocina casera, de Aragón. Vendíamos mucha casquería, hígado y riñones de cordero, madejas... y también teníamos otras especialidades, como el guiso de toro de Lidia estofado, los chipirones rellenos en su tinta, el bonito de temporada encebollado o platos de cuchara como judías y lentejas", recuerda.

Su cocina y su trayectoria le convirtieron en un referente en El Tubo de Zaragoza, por el que se han dejado ver además numerosas personalidades del mundo de la cultura, del deporte o de la política.

De Zaragoza a Australia

"Recibir este premio es una alegría, porque además viene de gente que ha formado parte de nuestra clientela", confiesa Vela. "Ellos siempre ha sido la esencia del bar: los clientes de aquí, que venían todos los días, y también todos los turistas que nos han visitado", añade, al tiempo que rememora visitantes de lugares tan remotos como Hawai, Puerto Rico o Australia, que visitaron Casa Pascuallilo en más de una ocasión. "En sus viajes a España, nos hacían una visita, y cogías hasta cierta confianza con ellos", relata.

Vela recuerda con nostalgia las historias de su establecimiento y lamenta el final del negocio familiar, pero afirma, eso sí, estar dispuesto "a ayudar con todas sus ganas a aquel que se embarque en la reapertura del local", concluye.