¿Por qué estudiar un máster antes que una segunda carrera?

Cuando concluyen su carrera universitaria y llega el momento de plantearse cómo será el futuro, a numerosas personas les entran dudas sobre el camino por el que optar. Salidas profesionales, mayor posibilidad de empleos estables, continuar estudiando los contenidos por los que se tiene un mayor interés... los factores que entran en juego son diversos.

Uno de los dilemas más frecuentes se establece a la hora de elegir o bien o un máster o bien una segunda carrera. Una disyuntiva acerca de la cual numerosos expertos señalan que los estudios de segundo ciclo cuentan con un mayor número de ventajas.

Así, este tipo de titulaciones son más breves que las carreras, pues suelen tener uno o dos años de duración. Asimismo, la gran mayoría de ellas cuentan con unos horarios están mejor adaptados a las personas que compatibilizan los estudios con el trabajo, lo que permite sobrellevar ambas facetas de forma cómoda.

Además, estos programas ofrecen una mayor especialización, proporcionando contenidos muy específicos en un área concreta de conocimiento. Esta característica posibilita que el estudiante cuente así con un perfil más adaptado a las exigencias del mundo empresarial en multitud de campos, un beneficio que hace aumentar notablemente sus opciones a la hora de encontrar un empleo estable, de calidad y bien remunerado.

Otro de los elementos a subrayar en este sentido es que existen algunas profesiones, como la abogacía o el profesorado de Secundaria, que exigen el hecho de haber superado un máster habilitante para poder ejercerlas.

Tercer ciclo

Además de que al tratarse de un plan de segundo ciclo el valor del título es mayor al de una carrera, destaca igualmente que superar un máster oficial es condición indispensable para estudiar un doctorado, la mayor titulación universitaria –de tercer ciclo– que se puede obtener y que constituye un aval para la persona que lo obtiene, acreditándola como experta en un tema y brindándole las herramientas y habilidades para el desarrollo de la investigación científica en ese campo.

Cabe destacar que un doctor puede trabajar en distintas áreas, siendo las salidas profesionales más comunes la académica como docente universitario e investigador académico o como consultor. Pero también puede desarrollarse en departamentos de I+D+i en una empresa, trabajar en un ‘think tank’, ser consultor independiente o ayudar a una compañía de prestigio en el ámbito de consultoría y asesoría, así como trabajar en proyectos de ONG, servicios financieros, redacción científica y técnica editorial u organizaciones culturales, entre otras muchas labores.