en colaboración con joyería labastida

Joyería Labastida se despide de los zaragozanos con descuentos de hasta el 50% hasta el 31 de diciembre

Con motivo de su inminente cierre, esta histórica tienda esta liquidando sus productos y transformando algunas de sus clásicas piezas para que sean mas actuales, de manera que el cliente puede encontrar ofertas únicas en calidad y diseño a un precio muy reducido.

Juan Labastida y Berta Pallarés, propietarios de la Joyería Labastida, que cerrará este año.
Juan Labastida y Berta Pallarés, propietarios de la Joyería Labastida, que cerrará el 31 de diciembre.
Oliver Duch

"Estamos muy satisfechos de haber acompañado a nuestros clientes en sus momentos importantes, así como de haber realizado con ellos paso a paso el diseño de las piezas y la elección de los materiales, las piedras y los acabados para dar forma a sus sueños". Así resume Juan Labastida, propietario de la joyería que lleva su apellido, lo que siente a solo unos días del cierre de una tienda que ocupa un lugar especial en el corazón de muchos zaragozanos.

Los pendientes, pulseras, collares y relojes que muestran sus cuidados escaparates reflejan el trabajo que desempeñan tanto Labastida como Berta Pallarés, segunda generación familiar al frente del negocio que lleva toda su vida dedicada al sector joyero. Con motivo de su despedida, que se producirá el 31 de diciembre, actualmente están en la última fase de liquidación de sus productos, en la que ofrecen descuentos que alcanzan el 50% en algunos de sus productos.

"Al ser una joyería de las más antiguas de Zaragoza, tenemos un importante 'stock' de piezas de brillanteria clásica, joyería con piedras preciosas 'vintage' en oro amarillo, blanco y negro, artículos de diferentes estilos de los años 60, 70 y 80, y otros de art déco, tipo isabelino y también más actuales y finos. En definitiva, tenemos productos de todos los estilos con una elevada calidad, que siempre ha sido nuestra principal característica", resume Labastida.

Cabe destacar asimismo que, para este tramo de la liquidación, los responsables del establecimiento han transformado algunas de sus clásicas piezas para que sean mas actuales, de manera que el cliente puede encontrar ofertas únicas en calidad y diseño a un precio muy reducido.

65 años de historia

En 1957, los padres de Juan abrieron una pequeña joyería en San Vicente de Paúl. Unos años más tarde se trasladaron a otro local de la misma calle, en los bajos de lo que en la actualidad es la sede del Gobierno de Aragón (antiguamente el colegio de los hermanos Maristas). En 1990 se mudaron a la comercial calle de Don Jaime I, al concurrido chaflán con San Jorge, en un local cuya lámpara de lágrimas es uno de los elementos más representativos y donde las paredes negras duplican la modernidad del momento con la tradición del oficio.

Aunque sus padres se dedicaban a la brillantería, Juan y Berta apostaron también por otras cosas, adaptándose constantemente a los nuevos tiempos y sumando también joyería en plata y brillantería fina a los juegos de café y soperas a las que se orientaban en sus inicios. Asimismo, han tratado de combinar los aspectos más convencionales de este trabajo con su pasión por las gemas.

Con su cierre acaba un capítulo emotivo para los zaragozanos que, no obstante, tienen estos días la última oportunidad de despedirse poniendo el broche de oro y aprovechando los precios únicos en los diseños exclusivos de uno de los símbolos del legado comercial de la ciudad.

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