Bénédicte Senelier es sinónimo de libros, de historias, cuentos y fantasías literarias para los niños y niñas del Lycée français Molière. Ella lleva las historias a sus oídos a través del papel y ahora con más motivo, efecto secundario de la pandemia, también a través de la tecnología. Por eso y para crear usuarios responsables, se esfuerza cada día en enseñarles que deben poner en duda lo que encuentren en internet, que dejan una huella digital a su paso por esta red y cómo pueden sacar el mejor partido de este universo intangible e infinito.

¿El mundo digital está dirigiendo la nueva educación o es la educación la que debe orientarse hacia el mundo digital?

La tecnología es una herramienta más, pero debemos enseñar a los niños a tenerle respeto y utilizarla con sentido crítico, a desarrollar la capacidad de acceder a información digital para luego saber interpretarla y analizarla. Tienen a su alcance un mundo infinito, pero deben usarlo con cabeza, verificar todo lo que encuentran y contrastarlo. La formación en valores está por encima de todo en el proyecto del Molière, es la base para afrontar bien cualquier novedad social, tecnológica… que nos sobrevenga.

¿Cómo se transmite esto a los niños?

Desde los dos años crecen aprendiendo en autonomía, al tiempo que les hablamos de los medios de comunicación, de la actualidad, usan ipads, leen libros a través de códigos QR y practican robótica y programación. El programa de Educación en Media e Información (EMI) que lleva a cabo el colegio, implica la formación de ciudadanos digitales, es decir, con capacidad para integrarse y comunicarse de forma responsable y eficaz, con criterio y respeto a los derechos de los demás.

¿Qué proyectos se están realizando en esta línea?

El objetivo es enseñarles todo el abanico, las ventajas que tiene el uso de las tecnologías para aprender y conectarse con el mundo a través de innumerables planes. Por ejemplo, este curso hemos realizado una videoconferencia con un científico sobre la Antártida. Un plan muy interesante es el de las ‘Classes Culturelles Numériques (CCN)’ o clases culturales digitales que inspiran proyectos colaborativos entre colegios de todo el mundo y en los que se trabaja con un artista o un científico.

¿Se puede aprender historia y arte a través de una pantalla?

No solo se puede aprender historia, arte o matemáticas. También se puede aprender a trabajar en equipo a través de proyectos de producción colectiva, como el de este museo que dará acceso a todas las familias del colegio a la gran galería de arte, música y literatura creada por los alumnos. Se desarrolla mucho la imaginación y es posible incluso trabajar la compresión lectora. Ya se está evaluando ‘online’ en primaria y secundaria a través de plataformas propias.

¿Hacia dónde va la educación?

La transformación de las formas de educar es nuestro gran desafío. Es evidente y sucede a todos los niveles. En este momento, el hecho de pertenecer a la red internacional Mission laïque française es una ventana para sinergias, colaboraciones, cursos, cooperación entre equipos pedagógicos del mundo entero. Con la tecnología no hay fronteras. Se abre ante nosotros una ventana al mundo del futuro.