Lo que comenzó en 1978 como una cooperativa formada por un grupo de ganaderos del Matarraña que quería hacer pienso conjuntamente es hoy una de las principales empresas del territorio, que da trabajo a cerca de 600 empleados en la comarca y en otras zonas de Aragón y alrededores. Agropecuaria Arcoiris ha protagonizado en los últimos 44 años toda una historia de crecimiento y adaptación a los tiempos, un ejemplo de cómo se puede apostar por el medio rural y triunfar incorporando nuevas estrategias según surgen las necesidades. El premio que recibe hoy de CEOE es más que merecido.

Tras sus comienzos fabricando pienso, se pasó también a comercializar el ganado porcino. La falta de relevo generacional, un serio problema en el sector agroalimentario, obligó a Arcoiris a decantarse por el sistema de integración ganadera, en el que el grupo es el dueño de los animales pero un ganadero los cuida en sus propias instalaciones. Hoy, cuentan con tres tipos de granjas: las de los integrados, las de los socios y las que poseen en propiedad.

Además, han llevado a cabo a lo largo de estas décadas un proceso de industrialización, para dar el mayor beneficio posible a los socios. Aparte de la fábrica de pienso, cuentan con un matadero, una sala de despiece y una industria de curados y embutidos. Desde esta empresa saben que estos años se ha conseguido asentar población en la zona de Valderrobres gracias al empleo que generan. Y esto es así gracias al valor añadido que aportan a sus socios: realizar el ciclo completo de los dos tipos de ganado que tienen en la actualidad, el porcino y el conejo, empezando por la inseminación artificial de los animales y terminando por la venta de sus productos alimenticios. Además, Arcoiris tiene empresas de otros sectores para ayudar a sus socios, como una correduría de seguros, una de transporte o dos gestorías.

Biogás

Y para que el ciclo sea del todo completo, la última iniciativa del grupo ha sido su apuesta por el tratamiento de residuos orgánicos y purines fabricando biogás, una magnífica idea de obtener energía renovable mientras se contribuye a reducir la emisión de carbono a la atmósfera. La zona del Matarraña es montañosa y no cuenta con grandes extensiones de terreno para utilizar los restos como abono, por lo que la fabricación de biogás se presenta como la mejor de las soluciones de una economía circular.

Desde el grupo cooperativo miran al futuro con optimismo, aunque con prudencia. Ahora mismo cuentan con un plan de inversión para modernizar su fábrica de pienso y también el matadero para seguir haciendo lo que han hecho siempre: apostar por el sector.