El incremento del sector porcino en Aragón en los últimos años ha sido muy positivo en algunas zonas de la Comunidad, pero también ha provocado recelos crecientes entre vecinos y grupos ecologistas por los posibles problemas medioambientales que estas granjas podrían acarrear en los lugares donde se instalan.

Por este motivo, y con el fin de conseguir que el sector sea cada vez más sostenible, el Gobierno de Aragon publicó el Decreto 53/2019, por el que se regula la gestión de estiércoles y los procedimientos de acreditación y control. Un documento que, entre otras medidas, introdujo la figura del centro gestor de estiércol o la declaración de zonas con sobrecarga ganadera por exceso de nitrógeno procedente de la actividad.

Controversia

Una de las grandes controversias que giran en torno a los purines es que, aunque es una fuente de materia orgánica y de elementos fertilizantes usada por los agricultores desde hace mucho tiempo, su mal uso supone un grave riesgo para el suelo, el agua y la atmósfera si no se gestiona adecuadamente.

Entre los principales requisitos que se recogen en el articulado es que corresponde a los productores de estiércoles la obligación de realizar su correcta gestión. "En el caso de los titulares de las explotaciones ganaderas podrán hacerlo en régimen de autogestión, entregándolos a un centro de gestión de estiércoles autorizado o mediante una combinación de estas soluciones". Si son los productores los que almacenen el purín, "lo harán en los depósitos o balsas contemplados en sus autorizaciones, en condiciones que minimicen los riesgos para el medioambiente o para la salud humana y sin superar un plazo máximo de un año".

Medidas diseñadas para lograr que los excrementos de los animales no se conviertan en un problema de fuerza mayor.