La transformación social a través de la actividad empresarial es uno de los principales fines cooperativos. Eroski, como cooperativa de consumo de referencia, constituye un proyecto colectivo volcado en el consumidor y la sociedad. Por ello, desarrolla sus actividades de compromiso social en cuatro ámbitos que definen su responsabilidad social: la promoción de una alimentación saludable, la información al consumidor, la sostenibilidad medioambiental y la solidaridad.

Desde su origen ha desarrollado una acción social diversa para contribuir a hacer posible una sociedad más justa y solidaria. Así, sus trabajadores están implicados en promover la participación de sus consumidores en la propuesta y puesta en marcha de iniciativas sociales de ámbito local y nacional. De esta forma, orientan la acción social hacia las diferentes necesidades y sensibilidades reales de la sociedad. Los recursos que destina se canalizan a través de la Fundación Eroski con acciones llevadas a cabo por iniciativa propia y por convenios de colaboración con terceros para el desarrollo social y cultural de su entorno. Las aportaciones económicas en 2020 para el desarrollo del entorno y el apoyo a los colectivos necesitados superaron el millón de euros.

En esta línea de compromiso y solidaridad, Eroski puso en marcha el pasado año ‘Céntimos Solidarios’, un nuevo programa permanente de apoyo a causas sociales que busca ayudar a los más necesitados a través de pequeños donativos realizados por los clientes de forma sencilla al pagar en caja con el que se ha logrado canalizar un millón de euros.

Hasta el momento, la entidad ha destinado la recaudación a diversos proyectos, colaborando con los bancos de alimentos para proporcionar productos a las familias en situación de vulnerabilidad, y con Unicef, Médicos Sin Fronteras y Acnur para ayudar a la vacunación infantil en países en vías de desarrollo. También con la Federación Española de Padres de Niños con Cáncer para que puedan reforzar sus actividades en la lucha contra el cáncer infantil o con la Fundación Ana Bella y el Fondo de Becas Soledad Cazorla para ayudar a las mujeres y a los menores víctimas de la violencia de género o a familias afectadas por enfermedades neurodegenerativas a través de Neuroalianza. Durante la última causa, en mayo, se recaudaron más de 170.000 euros a favor de los bancos de alimentos y de Cáritas, que se destinarán a ayudar a las personas en riesgo de exclusión tras la emergencia causada por la pandemia.

Por otro lado, Eroski sigue apostando por la lucha contra el desperdicio alimentario a través de su programa ‘Desperdicio Cero’, articulando un protocolo que garantiza la seguridad alimentaria en las donaciones de todos los productos frescos y de alimentación que, estando en perfectas condiciones de consumo, retira de sus lineales para cumplir con su compromiso con los clientes de frescura máxima y aspecto del envase. Desde la cooperativa certifican que los productos donados mantengan su cadena de frío también en la entidad receptora de la donación, asegurando las mismas garantías en su transporte e instalaciones hasta que el alimento es consumido.

Respuesta a la covid

En esta época de pandemia y dificultades económicas, la solidaridad adquiere una gran relevancia. La crisis ha agravado la situación de los más vulnerables y, en este contexto, Eroski ha reforzado sus iniciativas solidarias para que las personas que más lo necesitan tengan cubiertas sus necesidades básicas de nutrición e higiene.

Entre ellas destaca la donación de mascarillas a colectivos vulnerables durante un año en el que este producto se ha convertido en un bien de primera necesidad. En 2020, la entidad donó más de 250.000 mascarillas a diferentes instituciones, fundaciones y organizaciones sociales destinadas a estos colectivos en Aragón. Unas 235.000 mascarillas fueron entregadas al Ayuntamiento de Zaragoza y el resto fueron destinadas a entidades como Aldeas Infantiles, Hermandad de la Piedad, Cruz Roja Zaragoza, el Instituto Aragonés de la Mujer o Familias Unidas.

Asimismo, Eroski puso a disposición de administraciones públicas y entidades sociales su tarjeta de compra para fines sociales, destinada a canalizar la ayuda asistencial a ciudadanos y familias en situaciones de emergencia y que les facilita a estas la atención de las necesidades básicas de alimentación e higiene de estas personas en riesgo de exclusión.