Encontrar piso en una finca accesible ¿es una misión imposible?

La compra de una vivienda es una decisión que debe ser muy meditada. Más aún cuando uno de los futuros inquilinos tiene una discapacidad, ya sea física, auditiva o de visión. En este momento, las prioridades se modifican. Al mirar un piso, pasan a un segundo plano aspectos como el precio, si hay terraza o si la cocina cuenta con placa de inducción. Lo realmente importante es que esta persona se pueda desenvolver con total libertad por su casa.

Mirará que dentro del que será su piso los pasillos y las puertas tengan la anchura adecuada para poder desplazarse con comodidad si va en silla de ruedas. Observará si en el baño necesita alguna adaptación para ducharse. Pero todavía pondrá más atención en las condiciones de accesibilidad del edificio en el que va a vivir, ya que son las que le permitirán entrar en su hogar sin dificultades.

Tema pendiente

Es en este punto en el que comienzan los problemas. Aunque todas las comunidades de vecinos debían haberse vuelto accesibles el 3 de diciembre de 2017, la realidad en España es bien distinta.

Según un estudio presentado en 2021 por la Fundación Mutua de Propietarios, las complicaciones comienzan con el acceso a los edificios. El 63% de los que hay repartidos a lo largo de España no cuenta con un itinerario accesible. Esto quiere decir que para acceder al portal se debe superar algún tipo de desnivel, como un escalón. Asimismo, este estudio ha podido comprobar que aún hay un 22% de inmuebles que no tienen ascensor para acceder a las diferentes plantas.

Mejor que la media

Aragón es una de las comunidades autónomas que mejor está en lo que a la accesibilidad de sus edificios residenciales se refiere. Un 40% de los inmuebles cuenta con entrada accesible, frente al 37% de la media nacional. Por lo que respecta a la presencia de ascensor, un 84% disponen de él y el 97% tiene un itinerario de llegada apto para personas con discapacidad. Además, la mayoría de las comunidades de vecinos aragonesas (61%) planificaron las zonas comunes de forma que cualquier propietario pudiera acceder a ellas.

Las instituciones ofrecen ayudas para mejorar las condiciones de accesibilidad de las comunidades de vecinos. Las mismas deben cumplir con una serie de condiciones para poder acceder a ellas.

Claves de un edificio diseñado para todos

Itinerario de acceso

La situación ideal es que el portal esté al mismo nivel que la calle, sin escalones. En caso de haberlos, se deben salvar mediante una rampa o instalando un salvaescaleras para facilitar la entrada a las personas con dificultad de movimiento.

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Portero automático

Debe estar colocado a la altura adecuada para que una persona que vaya en silla de ruedas pueda llamar a todos los pisos de forma sencilla. El videoportero facilitará la comunicación en caso de que alguien tenga una discapacidad, ya sea el propietario o el visitante.

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Entrada

La puerta debe tener la anchura necesaria para que quepa una silla de ruedas, que mide entre 50 y 70 centímetros de ancho. La mejor opción es que sean con apertura automática mediante sensor de movimiento para facilitar un acceso independiente de cualquier persona.

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Zonas comunes

El ascensor debe contar con avisos acústicos de llegada a las plantas y apertura de puertas, así como con botones en lenguaje braille. El acceso a los lugares de ocio como la piscina debe hacerse por un itinerario sin escaleras, lo mismo que al garaje.

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Requisitos

Cualquier persona con discapacidad o mayor de 70 puede solicitar que se adapte la comunidad de vecinos en la que vive, trabaja o hace voluntariado. La obra será obligatoria si no excede de doce mensualidades ordinarias de gastos comunes, sin contar las subvenciones.

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Ayudas

Las instituciones públicas ofrecen ayudas para la mejora de la accesibilidad en las comunidades de vecinos. La instalación de ascensores o salvaescaleras, la construcción de rampas o el cambio de las puertas de entrada son acciones que pueden subvencionarse.

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