en colaboración con dga

El papel del autogobierno en la salud de los aragoneses

El recorrido de la sanidad autonómica durante estos 40 años.

Interiores de maternidad del Miguel Servet, en septiembre de 1988.
Interiores de maternidad del Miguel Servet, en septiembre de 1988.
Eduardo Bayona

Aunque las competencias de sanidad no fueron transferidas por completo al Gobierno de Aragón hasta el año 2002, el trabajo previo de los ejecutivos autonómicos de las dos décadas anteriores en este apartado fue clave para sentar las bases del modelo actual. Una labor que comenzó a ser determinante tras la celebración de las primeras elecciones autonómicas en 1983, que dieron lugar a la primera legislatura de la Comunidad. Solo unos meses antes, el 10 de agosto de 1982, se había aprobado el Estatuto de Autonomía de la región, efeméride de la que este 2022 se cumplen 40 años.

Desde entonces, el ámbito ha estado marcado por cuestiones como la profunda transformación tecnológica que ha experimentado, la mejora de las técnicas quirúrgicas, la continua actualización de conocimientos por parte de sus profesionales o el impulso del factor humano en los hospitales. Una serie de elementos que se han reflejado en los grandes avances que se han dado en los diagnósticos y los tratamientos, lo que ha permitido perfeccionar la labor asistencial y ofrecer las mejores condiciones posibles al paciente en lo que a calidad de vida se refiere.

La atención primaria es una de las áreas que muestran a la perfección esta evolución, además de ser la primera que fue de competencia autonómica en materia de salud, pues la atención especializada y los hospitales los gestionaba el Instituto Nacional de la Salud (Insalud), perteneciente al Ministerio de Sanidad y Consumo. "En mis inicios, se empezaron a trasformar los consultorios locales y las plazas de médicos generales de los ambulatorios en la nueva organización de los centros de salud y sus respectivos equipos de atención primaria (EAP)", explica Leandro Catalán, médico de familia desde 1983 y presidente del sindicato de facultativos de Atención Primaria (Fasamet). El doctor recuerda cómo el Insalud inició en 1985 la creación de los nuevos EAP, dotándolos de mayores recursos. "La creación de los equipos de atención, que prestarían todos los servicios sanitarios a las poblaciones incluidas en la zonas de salud y aprobadas en 1986 con el mapa sanitario, transformó la situación anterior y se creó el trabajo en equipo con los diversos profesionales integrados en los EAP", rememora Catalán, quien destaca entre los logros de la medicina familiar en el Aragón de esos años las infraestructuras que se construyeron, el cambio asistencial por programas destinados a las distintas etapas de la vida, el abordaje de las patologías relevantes y la organización de la atención continuada en todos los centros de salud.

Primer trasplante de corazón

En cuanto a los hospitales, el más destacado ya era el Miguel Servet, que fue construido en los años cincuenta pero que adquirió su actual nombre en 1984, una época en la que ya atendía a pacientes tanto aragoneses como navarros, riojanos o sorianos. Entre 1979 y ese año había asistido a un total de 2.645.916 personas. Tiempo después, este centro sería protagonista de otro de los hitos sanitarios del territorio: la realización del primer trasplante de corazón en la Comunidad, que se produjo el 19 de abril de 2000 y que marcaría un punto de inflexión en un área en la que Aragón también ha registrado notables éxitos. "He sufrido mucho. Esta vida ha sido un infierno y esto ha sido una liberación", apuntó emocionado entonces Eduardo, el paciente trasplantado, junto a su mujer y su hijo.

Rueda de prensa de Eduardo, el primer paciente trasplantado de corazón en Aragón, el 19 de abril de 2000, en el Hospital Miguel Servet, donde fue operado.
Rueda de prensa de Eduardo, el primer paciente trasplantado de corazón en Aragón, el 19 de abril de 2000, en el Hospital Miguel Servet, donde fue operado.
Aránzazu Peyrotau

No sería hasta 1989 cuando nacería el Servicio Aragonés de Salud (Salud), organismo creado como instrumento jurídico que permitía la unificación funcional de todos los centros y servicios sanitarios comunitarios de Aragón y al que dio pie la Ley General de Sanidad, aprobada en 1986. Asimismo, y como consecuencia de la aplicación la Ley Orgánica 5/1996, de 30 de diciembre, de Reforma del Estatuto de Autonomía de Aragón, el 13 de marzo de 2001 comenzó a perfilarse el proceso de transferencias a la Comunidad de las competencias que, en materia de asistencia sanitaria, venía prestando el Insalud. Este proceso coincidió con la reforma de Ley de Financiación de las autonomías de régimen común y con la rúbrica de un acuerdo de financiación autonómica que definió el nuevo marco financiero del sistema sanitario.

Posteriormente, y con la aprobación de la ley 6/2002, de 15 de abril, de Salud de Aragón, se configuró definitivamente el Salud. Un año en el que se culminaron los traspasos de competencias en materia de asistencia sanitaria a las regiones, el Insalud quedó disuelto y la prestación sanitaria pública pasó a ser asumida por el Sistema Nacional de Salud a través de los 17 servicios autonómicos.

ENTREVISTAN A ALFREDO AROLA, EXPRESIDENTE DE SANIDAD DEL GOBIERNO DE ARAGÓN (1983-1987)

"Las comunidades teníamos que demostrar nuestra utilidad"
Alfredo Arola, consejero de Sanidad del Gobierno de Aragón entre 1983 y 1987.
Alfredo Arola, consejero de Sanidad del Gobierno de Aragón entre 1983 y 1987.
Aránzazu Navarro

Artífice del mapa sanitario de Aragón y responsable de Sanidad en la primera legislatura autonómica, Alfredo Arola se muestra satisfecho de la labor realizada por él y su equipo durante ese periodo, clave para el territorio. Aunque señala que les faltaron cuatro años más para "rematar la faena" .

¿Cómo recuerda el Aragón de la época en materia sanitaria?

No teníamos las competencias del Insalud, por lo que desde el departamento nos dedicamos a coordinación, planificación y legislación. La coordinación hospitalaria, por ejemplo, aparecía en el Estatuto, y nos dio un juego que nos permitió estar presentes en la vida sanitaria, aportando nuestro criterio y opinión. Eso nos llevó a poder poner en marcha cosas que fueron pioneras, como Aragón Trasplantes, cuya estructura inicial fue la que seguiría en su fundación posteriormente la Organización Nacional de Transplantes. En ese momento, coordinábamos los hospitales provinciales, los psiquiátricos, la Aisna (en ese momento ubicada en el Royo Villanova) y a los sanitarios locales.

¿Qué hitos destacaría de los que se lograron en el ámbito?

El mapa sanitario fue la gran obra de la legislatura. Significaba definir los recursos que se necesitaban, dibujar un mapa con las áreas de salud, establecer cuáles eran los hospitales de referencia, adscribir a cada área de salud unas determinadas zonas y, a cada una de ellas, un centro de salud con su respectiva plantilla. Era algo básico para poder desarrollar una política sanitaria que cumpliera las condiciones de igualdad en toda la Comunidad pues, con ello, se delimitaron las distancias de las zonas de salud, con el fin de que nadie pudiese estar a más de 20 minutos de su centro de referencia.

¿Cómo se afrontaron problemáticas que surgieron entonces como el sida o la adicción a las drogas?

Participamos en planes nacionales y de forma importante. Ejemplo de ello fue el plan regional del sida, que luego enmarcamos en el nacional. También el plan nacional contra la droga, además de que hicimos nuestro propio plan de salud mental. Igualmente, eliminamos los bancos de sangre privados, porque no se garantizaban las condiciones de calidad en cuanto a los análisis en busca de infecciones o enfermedades contagiosas, así que los cerramos y potenciamos los del Insalud. Te lucías poco, pero eran cosas que había que hacer. Y no se habían hecho por la falta de proximidad con el territorio de la persona que tomaba la decisión.

La gestión de la atención primaria corría a cargo del Gobierno autonómico. ¿Cómo se encontraba en esa época ?

Nuestro gobierno sentó sus bases y la puso en marcha, con medidas como la construcción de centros de salud. Prueba de ello fue que el trabajo que hicimos quedó refrendado en la Ley General de Sanidad del 86, al darle carta de naturaleza a ese modelo. No podíamos tener mejor paraguas, pues definía aspectos como las áreas o zonas de salud y daba pie a continuar levantando centros, así como a abordar otras medidas.

¿Había voluntad política de construir un sistema sanitario fuerte? ¿Qué otras prioridades se marcaron en el área?

Sin ninguna duda. Tanta que estuvimos a punto de lograr las transferencias de los hospitales provinciales, pero nos faltó la firma. Para algunas cosas nos faltó tiempo. Sobre todo queríamos darnos prisa en estas labores de coordinación, legislación y planificación porque sabíamos que si no, cuando llegasen las transferencias de asistencia sanitaria, se nos iban a comer. Por eso teníamos que hacerlo bien y rápido, y puedo decir que me siento satisfecho de ese trabajo. Hay que recordar que, en esos años, las comunidades teníamos que demostrar nuestra utilidad. Era un momento clave, y las cosas no podían acabar cuatro años después como si no hubiera pasado nada. Era el momento dejar claro que había una administración que gobernaba Aragón, y mayoritariamente se consiguió.

¿Cómo era la dotación presupuestaria del departamento?

Teníamos uno de los presupuestos más altos, pero porque estaban transferidos los sanitarios locales, los médicos, los veterinarios y los farmacéuticos. Siempre tuvimos el respaldo del gobierno para lo que teníamos que hacer, como unificar los convenios, que eran más de 20. También tratamos de hacerles la vida más amable a los sanitarios locales. En este sentido, recuerdo que creamos el boletín epidemiológico, que recogía la información que ellos enviaban sobre brotes de enfermedades, como el sarampión, que surgían.

¿Cuáles son los grandes asuntos que quedaron pendientes en la legislatura?

Rematar la faena. Nos faltaron cuatro años más. Por ejemplo, pusimos en marcha la ley de servicios sociales, pero nos faltó tiempo para acabar de desarrollarla. También para seguir avanzando en la línea que llevábamos y completar el mapa sanitario, pues había zonas de salud precarias en cuanto a recursos, y que no tenían su centro de salud.

¿Cuáles son los retos futuros que debe afrontar la sanidad aragonesa a corto plazo? ¿Son todos dependientes de la cuestión de la financiación autonómica?

Las enfermedades infecciosas, las bacterias resistentes y los nuevos virus que puedan aparecer. Asimismo, creo que existe una insuficiencia financiera y que Aragón mejoraría con otra financiación, al tener más recursos. No necesitamos más camas, pero sí más personal sanitario. Y creo que hay que evitar cosas como las que pasan en Teruel, que de repente se queda sin otorrinos porque la gente no quiere ir. Es cierto que está relacionado con el problema de la España vaciada, que afecta también a otras profesiones, pero no tiene lógica que faltando médicos como faltan, se queden plazas MIR sin ocupar y las facultades reduzcan sus plazas.

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