empresas familiares

El dulce sueño de unos emprendedores, convertido en icono de Zaragoza

Fue en junio de 1983 cuando abrió sus puertas el primer establecimiento de Frutos Secos el Rincón que, cuatro décadas después, se ha transformado en el sólido grupo Flamen&Co.

Antonio Flamenco, director general del grupo empresarial, durante su intervención en la jornada.
Antonio Flamenco, director general del grupo empresarial, durante su intervención en la jornada.
Aránzazu Navarro

"Hace un tiempo, vinieron a Zaragoza un grupo de estudiantes americanos de intercambio, y cuando les preguntaron qué era lo que más les había gustado respondieron por este orden: el Pilar, las tiendas amarillas y las juergas". Estas tiendas amarillas, que están presentes en el imaginario colectivo de la mayoría de los zaragozanos, son Frutos Secos el Rincón, y la anécdota la contó esta semana Antonio Flamenco, su fundador y director general del grupo, en la Jornada de Empresas Familiares organizada por HERALDO e Ibercaja.

En esta cita, Antonio se puso enfrente del director de este periódico, Mikel Iturbe, para contarle a todos los presentes que la trayectoria de esta empresa zaragozana, que abrió sus puertas en 1983, hace ahora cuarenta años, no ha sido un camino de rosas, pero él y su esposa, Concepción Lozano, la otra gran mitad del negocio, volverían a andarlo una y otra vez. "Y lo haría porque no entiendo la vida sin mi familia y sin mis empresas. Algún día daré un paso atrás, porque ya soy abuelo, y dejaremos todo en manos de mis dos hijas, pero les seguiré diciendo: yo haría esto, vosotras hacer lo que queráis. Los fundadores somos un desastre a la hora de dejar nuestro trabajo", reconocía.

Un proyecto que surgió, como todos los grandes sueños, en un garaje, y después de desechar otras propuestas de negocio relacionadas con el mundo de los congelados y del alquiler de películas de video. "Los primeros años fueron muy intensos, lo hacíamos todo los dos. Poco a poco nos fuimos rodeando de un equipo directivo muy comprometido con nosotros y con la empresa, hasta el punto de que las reuniones las teníamos a las nueve de la noche. Sin ellos no hubiéramos podido llegar donde estamos y todo gracias a su nivel de exigencia", indica Antonio, quien recuerda que, en estos momentos, su plantilla supera los 1.250 trabajadores, que destacan por su implicación.

Este sueño levantó la persiana por primera vez en 1983, en el barrio de Torrero, en una esquina de la avenida de América. Allí, en El Rincón de las Flores arrancó este dulce sueño que, 40 años después, se ha convertido en el grupo Flamen&Co, que integra, desde 2018, a Martín Martín. Un proyecto empresarial que cuenta con 155 tiendas, el tostadero de frutos secos Buenola, la fábrica de patatas fritas El Gallo Rojo y el obrador de pastelería El Artesano, "donde elaboramos unos dulces deliciosos, porque si por algo nos queremos caracterizar es por la calidad de nuestros productos. El cliente es muy exigente y nosotros tenemos que hacerlo muy bien, para que los 13 millones de personas que entran en nuestras tiendas a comprar todos los años se sientan muy satisfechos y repitan", afirma.

Trayectoria

Cuando le preguntan por los hitos del grupo, a Antonio Flamenco le cuesta destacar cuáles han sido los que han marcado la trayectoria de la empresa. Sin embargo, no duda en hablar de los fracasos, "porque los ha habido. Intentamos extrapolar el éxito de las tiendas de Zaragoza a otras grandes ciudades, Madrid y Barcelona, y el negocio no funcionó. Y si de algo me arrepiento es de no haber sabido cortar rápido. Y no lo hago porque me cuesta mucho, porque en mi caso prima el sentimiento y me duele en el alma cerrar una tienda".

Afortunadamente, en Zaragoza no ha tenido que hacerlo y ahora la meta de Antonio y Conchita está en hacerse un hueco en ciudades más pequeñas, como Huesca, donde están teniendo una gran implantación. "Estoy seguro de que mis hijas llegarán de nuevo a las grandes ciudades, pero lo harán con un concepto diferente", indica Antonio Flamenco.

En su intervención en este foro, el papel que sus hijas han jugado, juegan y jugarán en el grupo estuvo muy presente a lo largo de toda la charla, porque ellas son la continuidad del sueño de dos emprendedores. "Mis hijas tenían dos opciones en la vida, odiar la empresa o quererla, porque en casa, su madre y yo siempre estábamos hablando del negocio. Ellas han optado por quererla, pero antes se han formado en otras empresas, y luego dentro del grupo han trabajado en diferentes departamentos. Es la clave para aprender", concluye. 

REALIZADO POR AML
Este contenido ha sido elaborado por Aragón Media Lab, unidad Branded Content de Henneo.

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