PREMIO mundo del vino

Eduardo Ibáñez: "Debíamos hacer algo para conservar las viñas viejas de Campo de Borja"

Eduardo Ibánez, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (CRDO) Campo de Borja recogió el premio de manos del jefe de Ventas de la Zona Noreste de Grupo Macho, Ángel Aznar.

Eduardo Ibánez, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (CRDO) Campo de Borja, es uno de los artífices del proyecto merecedor del Premio Con Mucho Gusto Mundo del Vino, que recogió el premio de manos del jefe de Ventas de la Zona Noreste de Grupo Macho, Ángel Aznar.
De izquierda a derecha, Ángel Aznar, jefe de Ventas de la Zona Noreste de Grupo Macho, y Eduardo Ibáñez, uno de los artífices del Garnachas Históricas Project .
Aránzazu Navarro

En el origen del Garnachas Históricas Project hay más un afán de proteger el entorno y promover el desarrollo sostenible en el medio rural que un mero objetivo mercantilista. Así lo confirma Eduardo Ibánez, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen (CRDO) Campo de Borja y uno de los artífices del proyecto merecedor del Premio Con Mucho Gusto Mundo del Vino, que recogió el premio de manos del jefe de Ventas de la Zona Noreste de Grupo Macho, Ángel Aznar.

Desde la CRDO pensaron que "debíamos hacer algo para conservar las viñas viejas de Campo de Borja", según cuenta el propio Ibáñez, por lo que, tras observar iniciativas similares en California, Australia o Sudáfrica, decidieron impulsar un proyecto para reivindicar las garnachas históricas, que es pionero en Europa.

"Una cepa de viñedo viejo produce una botella de vino, es decir, un kilo; mientras que de una cepa joven pueden salir cinco o seis botellas"

En la denominación de origen zaragozana se cultivan actualmente 3.265 hectáreas de garnacha, de las cuales 825,38 tienen más de 30 años de edad (25,27%) y están distribuidas en 1.617 parcelas. Este volumen y porcentaje de viñedos históricos decrece constantemente y cada año un goteo de pequeñas parcelas de viñedo viejo desaparecen. "Necesitamos que los viticultores apuesten por la calidad y que las bodegas valoren esta producción", afirma el presidente de la CRDO, que aclara que estos viñedos viejos requieren de cuidados especiales y ofrecen rendimientos muy bajos: "Decimos que una cepa de viñedo viejo produce una botella de vino, es decir, un kilo; mientras que de una cepa joven pueden salir cinco o seis botellas".

Un ambiciosa colaboración

La CRDO ha logrado el consenso de las bodegas y los viticultores de la denominación para la creación de un grupo operativo del que forman parte Bodegas Aragonesas, Bodegas Ainzón y Borsao, que suponen el 95% del viñedo de la DO. También intervienen la Universidad de Zaragoza y la pública de Navarra, que se encargarán de datar los viñedos viejos y acreditar las excelentes propiedades de sus caldos: "Son mejores vinos, con taninos más concentrados y precursores aromáticos específicos", explica Eduardo Ibáñez.

Hasta 2025, está prevista una inversión en investigación y desarrollo de 150.000 euros, financiada al 80% por el Gobierno de Aragón. El proyecto se espera que concluya con la celebración del congreso mundial sobre viñedos históricos en la sede de la CRDO Campo de Borja en 2025.

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