¿Cuáles son las prácticas a seguir para reducir el gasto de agua desde las casas y las empresas?

Aunque el agua cubre un 71% de la superficie del planeta, la cantidad de agua dulce, o sea, la apta para usos domésticos, industriales o comerciales, supera por poco el 2%. Una cifra demoledora que contrasta con la idea que a menudo se tiene de este bien como abundante y que pone de manifiesto la necesidad de impulsar acciones para controlar su consumo con el fin de asegurar el abastecimiento para la población mundial, conservar los entornos naturales que nos rodean y garantizar recursos para las próximas generaciones.

En el caso de los domicilios y las empresas, los expertos recomiendan una serie de pautas para reducir el gasto. Ejemplo de ello son prácticas como utilizar electrodomésticos como la lavadora o el lavavajillas en su máxima capacidad y en el programa más adecuado para cada carga. En el caso de que se laven las vajillas a mano, es importante que se enjuaguen primero los platos, vasos y cubiertos, y que se cierre el grifo mientras se enjabonan, sin volverlo a abrir hasta que se haya hecho con todos.

A la hora de ducharse, el tiempo "debe limitarse a cinco minutos para un uso sostenible de agua y energía que no supere los 95 litros de agua de consumo medio diario", tal y como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS). Al realizar este hábito, es conveniente que se cierre el grifo mientras nos enjabonamos. Algo similar ha de ocurrir cuando nos lavamos los dientes, pues basta con mojar el cepillo antes de empezar y el enjuague se puede hacer con un vaso de agua.

Otra de las prácticas más recomendadas es la de evitar tirar el papel higiénico dentro del retrete, pues hace que aumente el gasto de agua. Este hecho conduce además a que aumente el valor de la factura, lo mismo que pasa con las fugas o las goteras, por lo que es fundamental revisar que no haya este tipo de escapes y, en el caso de que se encuentren, llamar a un fontanero para que los repare.

El etiquetado energético es un indicador clave en este sentido, pues refleja características muy significativas de los electrodomésticos, como su grado de eficiencia, el ruido o el consumo de agua que experimentan.

Y la presión es otro elemento a destacar, ya que es preciso ajustarla para ofrecer los niveles necesarios para una utilización eficiente sin sobrepasar el consumo con una presión demasiado alta.

Dispositivos

La tecnología es un factor que puede resultar muy útil para esta misión. Prueba de ello son los sensores de control por infrarrojos en los grifos y cisternas que evitan pérdidas por descuidos o los reductores de caudal, unos aparatos que ayudan a reducir el agua que sale mediante filtros.

Aprovechar el agua que cae de los grifos mientras se espera a que se caliente también ayuda. Basta con poner un cubo o un balde y se puede reaprovecharla para acciones como regar las plantas o fregar el suelo, por ejemplo.

En el caso de las empresas, también se conseja conocer el tipo de aguas residuales para que sea posible su reutilización a través de procesos de tratamiento, potenciar los sistemas de limpieza en seco, como barrer o aspirar, optar por aguas no potables para el uso industrial o utilizar mecanismos de riego automático. Asimismo, realizar una auditoría comercial de agua podrá evaluar cuánta utiliza la organización cada día y puede ayudar a identificar las oportunidades para cuidar su gasto.

Por último, la concienciación al respecto también ocupa un lugar destacado, pues involucrar a todos los miembros de la empresa en iniciativas en este sentido puede hacer que aumente la sensibilización sobre el tema.

Un serie de prácticas, en suma, que apenas perturban la actividad diaria y permiten ahorrar una cantidad importante de agua con el fin de garantizar que este recurso tan esencial para la vida pueda llegar a todos.

- Ir al especial del 'Día Mundial del Agua'.