ESPECIAL EMPRESA FAMILIAR

Confianza y lealtad, grandes bazas que marcan la apuesta por el factor humano

No son accionistas, pero sí responsables del éxito de las empresas familiares. Directivos de emblemáticas compañías aragonesas hablaron de su implicación en un negocio compartido con sus propietarios

Directivos y moderadora, en la segunda mesa redonda.
Directivos y moderadora, en la segunda mesa redonda.
Aránzazu Navarro

¿Cómo consigue una empresa familiar captar el talento? Esa es la pregunta que Teresa Fernández Fortún, directora de Banca de Empresas y subdirectora general de Ibercaja Banco, dirigió a los intervinientes de la segunda mesa redonda de la jornada, celebrada bajo el título ‘Ejecutivos independientes en la empresa familiar’. Ambos son directivos y personas de la total confianza de los respectivos propietarios.

En respuesta a la cuestión inicial, Antonio Montiel, director general del Grupo Pikolin, afirmó con rotundidad que para cubrir nuevos puestos o vacantes siempre se intenta contar con las personas que ya están dentro de la empresa: "Soy de la opinión de que es mejor contar con gente de fuera en un segundo nivel de responsabilidad, si es necesario, pero no en un primer nivel".

Por su parte, Juan Aliende, gerente de Grupo Ágreda Automóvil, señaló que conceptos como la "confianza" o la "lealtad" son claves para que una persona de fuera de la familia, como es su caso, alcance funciones de responsabilidad: "Es fundamental sentirse cómodo con la propiedad. Tienes que ser consciente de que el que se juega su patrimonio está sentado todos los días a tu lado, por lo que debe existir esa confianza mutua".

Los dos intervinientes coincidieron en señalar que el objetivo de una empresa familiar es, como el de cualquier otra compañía, el de conseguir rentabilidad y generar beneficio. "La familia es una cosa y el negocio es otra", subrayó Montiel, quien ha podido conocer a las tres generaciones que representan la columna vertebral de Pikolin. Cuando Teresa Fernández aludió al éxito de las dos organizaciones representadas, el director general recordó que lo más importante es cumplir objetivos y ofrecer resultados: "La formación, la experiencia y cierta ambición sana son variables que contribuyen al triunfo, así como estar disponible para la compañía y asumir riesgos, si es preciso", comentó en referencia a su recorrido profesional dentro del grupo.

"Al final es compromiso, constancia y esfuerzo diario, como en cualquier otra empresa –añadió Aliende–. El factor humano pesa mucho y en una empresa familiar, donde existe cercanía con el propietario, el equipo se valora aún más". Lo mismo piensan desde Grupo Pikolin, desde donde se afirmó que "el talento hay que retenerlo y que es importante que los trabajadores sientan la compañía como algo suyo".

En la misma dirección

Los objetivos de la empresa familiar se alcanzan gracias a una clara estrategia que marca el día a día en el aparato ejecutivo de la organización. Cuándo toca hacer un relevo generacional, cómo generar valor de marca o, en definitiva, cuál debe ser la nueva apuesta de la compañía son actuaciones que abordan con la misma firmeza y decisión propietarios y responsables de primer nivel.

Así, en los momentos de transición de personal, "entra dentro de nuestro trabajo aportar todo el conocimiento y traspasarlo de forma generosa a las generaciones venideras", tal y como explicaron desde Grupo Ágreda. Al respecto, el director general de Pikolin incidió en que son situaciones complicadas que cuanto más se planifiquen mejor. No obstante, en lo que concierne a la toma de decisiones, "no le puedes estar preguntando todos los días a la familia qué hago o qué no hago", apuntó.

Los dos directivos insistieron en que no existen diferencias con el punto de vista de la familia propietaria, pues los intereses son comunes. "Nosotros, los directivos que llevamos muchos años en una empresa familiar, somos como propietarios pero sin acciones", comentó Juan Aliende. No obstante, admite que "no es nuestra labor jugar a ser propietarios, sino ser responsables y actuar lo más profesionalmente posible para conseguir lo mejor para la empresa". En esto redundó Antonio Montiel, quien señaló que hay que tener en cuenta que "una empresa familiar es y será siempre lo que la empresa quiera, nadie de fuera va a venir a decir lo que es". Por eso, ambos responsables coincidieron en apuntar que las complicaciones derivadas del desempeño profesional y del día a día empresarial proceden generalmente de la situación económica o de la fragilidad de los mercados, no de posibles desencuentros a nivel interno. De hecho, en los casos que ocuparon la tertulia, los directivos presumieron de equipos, con personas que persiguen los mismos objetivos y también se convierten en una familia donde se conocen todos. "Si un directivo es bueno es porque sus equipos lo han hecho bueno", sentenció el gerente de Ágreda, mientras que el director general de Pikolin aseguraba que "si no se cuenta con las personas adecuadas, la empresa no puede hacer nada".

Antonio Montiel, director general del Grupo Pikolin

Antonio Montiel

"La formación, la experiencia y cierta ambición sana son variables que contribuyen al triunfo, así como estar disponible para la compañía y asumir riesgos, si es preciso"

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Juan Aliende, gerente de Grupo Ágreda Automóvil

Juan Aliende

"Es fundamental sentirse cómodo con la propiedad. Tienes que ser consciente de que el que se juega su patrimonio está sentado todos los días a tu lado, por lo que debe existir esa confianza mutua"

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