Han pasado 90 años desde los inicios del Colegio Sagrada Familia de Zaragoza, en los que la familia Marín ha tenido un objetivo muy claro: la formación y educación de las personas. La vocación con la que la primera generación inició este proyecto ha perdurado hasta la tercera, que ya forma parte del colegio y comparte la visión, el ideario y los valores de los inicios. "Haber mantenido la esencia y el sentido de la empresa ha sido clave mientras el grupo se ha ido adaptando a la evolución de la educación y de la vida en general", indica José María Marín, miembro de la segunda generación y presidente del grupo. "Hemos innovado mucho en la digitalización de la educación, así como ampliado a una formación integral", añade.

Fruto de esa evolución y crecimiento, en 1988, surgió CESTE, "a raíz de la preocupación de familias del colegio por la formación de sus hijos en materia empresarial". Hoy es un centro universitario de carácter internacional y en constante cambio, tanto en contenido como en formato, capaz de adaptarse a la rapidez con la que la tecnología cambia la forma de aprender y apostando por ella desde el principio con cada vez más programas tecnológicos.

En 2003 nació Fundación CESTE, "con el fin de acercar la formación y potenciar la empleabilidad de aquellas personas con dificultades para acceder a ella por encontrarse en colectivos en riesgo de exclusión o por su situación particular", indica Marín.

Valores y retos

 "Ser una empresa familiar hace que valoremos mucho el trato cercano y el seguimiento personalizado de nuestros alumnos, así como de todas las personas que trabajan en el grupo", explica el presidente. "Para nosotros, el alumno es el protagonista, por el que trabajamos y quien se lleva nuestra atención, para formar así a personas comprometidas", añade.

Con esos mismos valores, pero la mirada puesta en el futuro y "atendiendo a la demanda de la sociedad", el colegio aspira a incrementar sus programas formativos, como el Ciclo de Grado Superior en Desarrollo de Aplicaciones Multiplataforma o el Bachillerato Dual, que se implantarán el próximo curso, innovando en la metodología e incorporando programación robótica en las clases. CESTE, por su parte, continúa con su internacionalización y nuevos programas para cubrir las necesidades emergentes, y la Fundación está apostando por el desarrollo de proyectos europeos, pudiendo así llegar a más personas.