El año 2022 no ha sido fácil desde el punto de vista económico para ningún sector. ¿El porcino ha sido la excepción o ha seguido la estela del resto?
También hay que incluirlo en las dificultades. Basta señalar el encarecimiento de los piensos, algo que ha beneficiado a la agricultura, por los elevados precios de los cereales, pero para la ganadería es un problema por los sobrecostes en la alimentación, que es una componente muy importante de la cuenta de explotación.

En el caso de las exportaciones al exterior, el mercado ha respondido de manera muy desigual. Mientras el chino ha reducido su volumen de negocio, el japonés lo ha duplicado. ¿Qué balance hace?Muy positivo. Estamos ante un sector internacionalizado de verdad, porque no tiene una concentración o dependencia determinante en ningún país. La componente china es muy importante, pero se ha constatado que, aunque se ha reducido, porque ha aumentado su producción, a nuestro sector no le ha afectado, ya que realmente opera en otros mercados mundiales.

De estos mercados mundiales, ¿cuáles destacaría?Todo el mercado oriental es muy importante. La buena noticia es que no hay una concentración excesiva y, si antes la había muy alta en China, se está reduciendo en favor de una diversificación en los cinco continentes. Hay que destacar su fortaleza comercial, porque los avatares en los mercados existen y cuando no hay una cosa hay otra. Por eso es fundamental que haya una diversificación geográfica.

Acaba un año que empezó con una gran polémica, las manifestaciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, en ‘The Guardian’ sobre "la mala calidad" de la carne que exporta España. ¿Cuánto daño hacen al sector declaraciones como esta?Está claro que estas declaraciones no le benefician, pero se ha demostrado que el sector porcino no es cuestionable y no hay que ponerlo en duda. Es un gravísimo error hacer esas declaraciones, pero si los japoneses o los norteamericanos compran carne porcina española, al igual que otras grandes potencias mundiales, es porque confían en nuestro sector. Esta es la mejor demostración de la realidad, de su calidad y su seguridad, porque la producción se ajusta a las demandas de los mercados más exigentes del mundo. No tiene ningún sentido que seamos nosotros mismos o uno de nuestros responsables políticos los que hagan estas declaraciones que no se corresponden con la realidad.

A lo largo de estos meses, usted ha insistido en el desconocimiento del sector porcino por parte de la sociedad. ¿Es la comunicación el gran reto y la solución?Sin duda. El sector se tiene que plantear muy en serio que tiene la obligación de explicar su propia realidad para que la gente entienda por qué es clave, sobre todo en unos momentos como los actuales, donde estamos viendo la importancia que tiene que haya una alimentación no solo segura en términos de calidad y salubridad, sino también asequible para toda la población. Este es un gran servicio social que hace el porcino y, en general, la agricultura y la ganadería, pero muy particularmente la ganadería intensiva. Todo esto va muy relacionado con comprometerse el sector y explicar la solución de los purines que, sin duda, es el principal problema que afronta el sector, el ambiental.

¿Cree que la sociedad es consciente de que el sector porcino es uno de los que más mano de obra directa genera en el medio rural y más contribuye a su vertebración?El sector porcino no solo tiene una función económica y alimentaria si no que es absolutamente determinante para el mantenimiento de nuestro medio rural. Cualquier aragonés que viva o conozca mínimamente el medio rural sabe perfectamente que, en gran medida, el empleo y economía de nuestros pueblos gira en torno al sector porcino y esto es lo que hay que explicar a quienes están más alejados del mundo rural. Son miles de empleos directos e indirectos. Hablamos de un sector que supone del orden del 3 y el 3,5% del PIB y esto se concentra en pueblos de menos de 1.000 habitantes, donde tiene un peso no cuantificado, pero que, en muchos casos, es el principal componente de su PIB.

En el foro organizado por HERALDO hizo alusión al gran problema de los purines y apuntó como solución la fertilización.
Es un tema que exige un gran compromiso de comunicación y transparencia, porque no cabe decir que está resuelto. Es un asunto que requiere un gran esfuerzo para equipararlo a un fertilizante natural y hacerlo con garantías de sostenibilidad ambiental. La solución tecnológica no está ahora mismo encima de la mesa, pero sí que hay elementos, componentes y partes de la solución y hay que complementarlos con un gran esfuerzo de I+D. Y se va a producir.

¿Hay implicación por parte del sector?Este es un sector que ha hecho grandísimos avances en genética, nutrición o sanidad e igual que ha resuelto estos problemas lo hará con los purines. Pero, hay una condición ‘sine qua non’, y es que se lo tienen que proponer en serio. Yo no tengo demasiadas dudas de que la solución tecnológica se obtendrá, pero solo si se aborda y se va en la dirección correcta que, desde mi punto de vista, es apostar de verdad por el uso fertilizante y dejar al margen estos cantos de cisne que van relacionados con la energía. Es un problema y me preocupa mucho cuando oigo de hablar del uso energético del purín, cuando no es una fuente de energía si no de nutrientes y su aprovechamiento debe ser como fertilizante.

¿Cómo se puede conseguir?Junto a la apuesta tecnológica quiero destacar que hay reto institucional, entendiéndolo como un problema que no lo puede resolver cada ganadero de forma individual, Por eso, el Gobierno de Aragón cuenta con el Decreto de Purines, donde apostamos por los centros gestores, que es un elemento institucional clave para resolver el problema. Esta es la vía por la que hay que transitar.

En 2023 está previsto poner en marcha grandes iniciativas dentro del sector. ¿Es Aragón un referente mundial?Ciertamente. Esto nos lo tenemos que creer y explicar a nuestros conciudadanos. Tenemos una actividad donde somos un referente mundial, por eso las grandes potencias confían en la producción porcina aragonesa. Y por ser líderes tenemos la obligación de resolver y afrontar el problema ambiental que siguen suponiendo los purines.

En estos días de pedir deseos, ¿cuál es el suyo con respecto a este sector?Voy a ser insistente. Mi deseo es que nos terminemos de convencer todos de que la solución de los purines va por la fertilización y no por uso energético.