EN COLABORACIÓN CON ACUICULTURA DE ESPAÑA

Acuicultura, el sector que devuelve íntegramente a los ríos, y en mejores condiciones, el agua que utiliza

Consolidada como una actividad imprescindible para seguir comiendo pescado sin forzar los límites de los ecosistemas, la acuicultura lleva años adaptándose a la escasez de agua para asegurar su futuro y el del entorno que nos rodea, ocupando un lugar destacado en Aragón.

Las empresas de acuicultura han puesto en marcha complejos sistemas de recogida y filtración de agua antes de devolverla a sus cauces fluviales.
Las empresas de acuicultura han puesto en marcha complejos sistemas de recogida y filtración de agua antes de devolverla a sus cauces fluviales.

Gracias a unos recursos hídricos que no tienen parangón en la Unión Europea, España es una de las principales productoras mundiales de pescado de acuicultura. Un sector que cuenta con un gran potencial y que está consolidado ya como una de las vías principales para obtener pescado de calidad y accesible sin forzar los ecosistemas silvestres en mares y ríos y, además, protegiendo el medioambiente.

Una ventaja que se explica, entre otros puntos, por el uso que los agentes implicados hacen del agua, un bien escaso en torno al cual las administraciones ya están teniendo que tomar medidas que limitan su consumo para combatir los efectos de la sequía. "La acuicultura se ha ido dando cuenta de esta situación en todo el tiempo que llevamos ejerciendo nuestra actividad, en la que cada año ha sido muy distinto en términos hídricos. Así, esta se viene adaptando desde hace mucho a ello, invirtiendo en sistemas que nos puedan ir asegurando nuestra actividad a futuro", explica Rufi del Olmo, presidente de una de las empresas que integran el sector y que cuenta con una de sus instalaciones en la provincia de Huesca, aunque reconoce que en los periodos de sequía más duros como el vivido este año su actividad se ve "mermada".

Además de cumplir con la normativa vigente, las empresas del ámbito cuentan con iniciativas propias en lo relativo al uso responsable del agua, intentando ir siempre por delante de la legislación. Al respecto de esta utilización, Del Olmo apunta que las granjas de acuicultura continental son como "ríos paralelos al propio río" en las que el agua entra y sale para volver a éste con el mismo caudal que fue tomado en las mismas o mejores condiciones. "Es por eso que no la consumimos, solo la usamos. Y en nuestras instalaciones, con ese flujo constante de agua es en donde desarrollamos nuestra actividad, haciendo crecer a nuestros peces bajo unos rigurosos controles de calidad y con una extrema y exigente responsabilidad social", agrega.

Unas "magníficas condiciones" en la Comunidad

En Aragón, esta actividad ocupa un lugar destacado. En ello tienen que ver datos como sus 48.000 kilómetros cuadrados de cuencas fluviales, las 1.200 toneladas al año que genera de trucha arcoíris o las dos toneladas anuales de caviar que la Comunidad exporta al resto de Europa y el mundo. "En Aragón están presentes varias de las empresas más importantes del sector de toda España, desde centros de alevinaje y granjas de crecimiento hasta instalaciones de reproducción. Esto quiere decir que esta Comunidad tiene unas magníficas condiciones para el desarrollo de la acuicultura continental. Ello es debido a que sus ríos y manantiales tienen una altísima calidad de agua para poder albergar a la trucha arcoíris, entre otras especies", resume el experto.

Cabe destacar que estas labores se llevan a cabo en entornos rurales, los cuales han visto potenciado su desarrollo económico y social a partir del asentamiento de las compañías que las desempeñan. "Ponemos nuestro granito de arena para evitar la despoblación de estos ámbitos, puesto que para el desarrollo de nuestra actividad necesitamos cubrir tanto puestos de trabajo directos como indirectos, siendo la primera opción contratar personas del entorno", indica del Olmo, añadiendo que, debido a que sus peces no consumen el agua, constituyen una actividad "perfectamente compatible" con otros usuarios de esta, como la agricultura o la ganadería.

"Nuestros peces necesitan de unas condiciones óptimas para desarrollar su ciclo vital, con lo que servimos como bioindicador de posibles contaminaciones aguas arriba de nuestras instalaciones"

Por otro lado, y ahondando en la influencia que tiene en los ríos, cabe subrayar el hecho de que se trata de una actividad que no contamina, respetando en todo momento la calidad del agua. "Somos un notorio testigo de esta. Nuestros peces necesitan de unas condiciones óptimas para desarrollar su ciclo vital, con lo que servimos como bioindicador de posibles contaminaciones aguas arriba de nuestras instalaciones, ya que estos seres son muy sensibles a cualquier circunstancia de este tipo y actúan de rápidos detectores de cualquier anomalía que se pudiera producir en las aguas en las que estamos presentes", expone Del Olmo.

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