NATURALEZA

Gaviotas en el Ebro y en el Canal

En el Ebro, en el Canal Imperial y en muchas otras masas de agua de Aragón es cada vez más frecuente avistar distintas especies de gaviota. Llegan atraídas por la tranquilidad que les ofrecen los embalses y la abundancia de peces invasores. Algunas incluso crían.

Un bando de gaviotas patiamarillas, sobre los nuevos depósitos de Casablanca.
Gaviotas en el Ebro y en el Canal
ESTHER CASAS

Si usted va paseando por las riberas del Ebro o las orillas del Canal Imperial y cree ver una gaviota, no se frote los ojos extrañado. Aunque se trata de un animal marino, cada vez es más frecuente avistar estas aves en los ríos y pantanos de Aragón y en otras muchas regiones del interior. Llegan para pasar el invierno atraídas por la tranquilidad de los embalses y la abundancia de peces invasores con los que alimentarse, y algunas especies incluso crían.

"Entran un montón, si uno se para un rato en el puente de Piedra es relativamente fácil que vea alguna gaviota -confirma el biólogo Luis Tirado, delegado de SEO/ Birdlife en Aragón-. Hace años que sucede y ni mucho menos hay una superpoblación, pero es verdad que cada vez se ven más".

Las tres especies de gaviota más abundantes en Aragón son la sombría, la patiamarilla y la reidora. Esta última anida en algunos humedales como la laguna de Sariñena, pero lo habitual es que migren desde la costa para pasar el invierno y regresen al mar en verano para criar.

"No las hemos anillado, así que no sabemos si proceden del Mediterráneo, del Cantábrico o de las costas de Irlanda, Inglaterra y la Bretaña francesa, pero lo más seguro es que la mayoría entre remontando el curso del Ebro -opina Tirado-. Hace décadas ya se veían algunas gaviotas sueltas, pero los cambios en el hábitat han propiciado que desde hace más de diez años sean habituales en muchas zonas de la Comunidad y que cada vez vayan a más".

La primera de esas modificaciones en el hábitat es la construcción de nuevos embalses que ofrecen un dormidero seguro y tranquilo a las gaviotas: Yesa, Barasona, Mediano, El Grado... "Ellas duermen flotando en el agua como los patos, así que en un pantano, sin olas, están a sus anchas", recuerda el delegado de SEO. Además, la proliferación de especies invasoras les ha proporcionado el alimento que antes no tenían.

"En el mar, en época de cría, las gaviotas necesitan peces pequeños para alimentar a sus pollos -comenta Tirado-. En cambio, en invierno pueden comer piezas más grandes, y en los ríos y los embalses de Aragón encuentran todas los que quieren gracias a la introducción de especies exóticas: lucios, blackbass, percas americanas...".

La expansión del regadío y los basureros son otros factores que han contribuido a la proliferación de estas aves que comen casi cualquier cosa: cangrejos de río, semillas, ratas y ratones, carroña, residuos orgánicos... Aunque parezca imposible, en pleno desierto de Monegros se suelen ver gaviotas, y también en los arrozales de las Cinco Villas, en el Gállego...

Incluso en Madrid

En el litoral español la población de gaviotas también está creciendo gracias, en gran medida, a los peces que arrojan por la borda los barcos pesqueros. Esa expansión favorece la llegada de ejemplares a las zonas de interior, de forma que no solo son avistadas en Aragón, sino en casi todas las comunidades de interior. "En Madrid, en el río Manzanares, también hay muchísimas gaviotas", pone como ejemplo el biólogo de SEO.

Otro fenómeno curioso se produce cuando el Cantábrico registra temporales que empujan a otros tipos de gaviota hasta Aragón. "Se trata de especies menos comunes y mucho más difíciles de ver en el interior: la gaviota enana, la clara, la cabecinegra... -destaca Tirado-. Una vez aparecieron varios ejemplares muertos de gaviota tridáctila en el embalse de Sabiñánigo. El temporal las desplazó y murieron de agotamiento".