TRIBUNALES

El acusado de asesinar a su expareja en Zaragoza dice no recordar nada de lo ocurrido

El hombre -que se encuentra en prisión desde que fuera detenido al día siguiente de producirse los hechos- se ha mostrado muy confuso durante toda su declaración y ha remarcado que no recordaba nada de lo ocurrido aquella mañana.

El hombre acusado de asesinar a su expareja en el mes de julio de 2010 en Zaragoza ha asegurado este lunes que no recuerda nada de lo ocurrido la mañana de los hechos, aunque ha reconocido que se sentía frustrado y muy dolido porque la mujer había comenzado una nueva relación.


Así lo ha manifestado el acusado, identificado como Álex Alejandro R.P., de nacionalidad ecuatoriana y de 50 años, durante la primera sesión del juicio, que se celebra -con jurado popular- desde este lunes en la Audiencia Provincial de Zaragoza y continuará mañana y el miércoles con la declaración de varios testigos, policías nacionales y forenses.


Los hechos ocurrieron el 16 de julio de 2010 en el interior de un portal ubicado en la plaza de los Sitios de Zaragoza, donde la víctima, una mujer ecuatoriana de 48 años e identificada como Carmen Cecilia Y.S., trabajaba como portera sustituta.


Al parecer, según el fiscal, el acusado se dirigió al bloque de vecinos con una mochila, en cuyo interior escondía un cuchillo que había comprado la tarde anterior, y una vez dentro, lo sacó y atacó a su expareja propinándole una cuchillada por la espalda que acabó con su vida.


El hombre -que se encuentra en prisión desde que fuera detenido al día siguiente de producirse los hechos- se ha mostrado muy confuso durante toda su declaración y ha remarcado que no recordaba nada de lo ocurrido aquella mañana.


Lo que sí ha explicado es que la noche anterior al crimen, y después de comprar el cuchillo -que según ha dicho se lo pidió ella-, se marchó al casco viejo de la capital aragonesa a beber y que posteriormente, ya en casa, se tomó varios medicamentos.


Pretendía, ha relatado, aliviar el sentimiento de desazón y de dolor que sentía tras enterarse de que su expareja había comenzado a ver a otra persona, un hecho que descubrió a través de un amigo a quien había pedido que la siguiera.


También ha indicado que antes de ocurrir los hechos había acudido a su médico de cabecera pidiendo ayuda, ya que no comía, no podía dormir e incluso "quería terminar con mi vida", ha dicho, y por ello le dio cita con un psiquiatra, precisamente para el día siguiente a producirse los hechos.


La fiscalía y el abogado del Estado solicitan para el acusado la pena de 20 años de prisión al entender que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato con el agravante de parentesco, mientras que la defensa, ejercida por el letrado Javier Oses, ha pedido cinco años por un delito de homicidio con los atenuantes de intoxicación por consumo de bebidas alcohólicas, arrebato u obcecación y confesión o arrepentimiento.


El acusado fue detenido al día siguiente de producirse el crimen en una terraza de la plaza del Pilar de la capital aragonesa, después de pasar la noche durmiendo en una zona cercana al río y de intentar quitarse la vida, lo que tampoco recordaba.

"Perfectamente lúcido"

La fiscal ha remarcado que el supuesto autor del crimen "estaba perfectamente lúcido" cuando cometió los hechos y que actuó de esta manera porque no fue capaz de aceptar que ella le había dejado y había rehecho su vida, versión con la que ha coincidido el abogado del Estado, para quien el hecho de ir a un establecimiento a comprar el cuchillo ya demuestra que "maduró un plan" y "no fue una reacción instantánea" provocada por un ataque de celos.


La defensa, por su parte, ha querido destacar que su cliente es una persona con estudios, educado, respetuoso, que nunca ha tenido problemas ni altercados y que jamás ha agredido a una mujer, en definitiva una persona normal que actuó como consecuencia de una obsesión y que le provocó "locura, desesperanza, desamparo".


Aunque ha dejado claro que su intención no es justificar lo sucedido, sí ha insistido en que se deben tener en cuenta las circunstancias personales del acusado, que fue víctima de unos celos enfermizos, que no tenía en aquel momento ningún amigo con quien desahogarse y que en ese momento "pudo estar con su capacidad de obrar disminuida".