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Paseos familiares para conocer el entorno natural de la comarca del Jiloca
El rebollo de las Umbrías, las ruinas del castillo de Monforte, el sabinar de Olalla o los peirones de Cutanda son algunos de los enclaves que se pueden visitar en rutas sencillas.
La comarca del Jiloca está llena de rutas sencillas que acercan al senderista hasta los principales enclaves naturales de la zona. Son paseos familiares y aptos para todo tipo de público que llevan hasta lugares como el rebollo de las Umbrías, las ruinas del castillo de Monforte, el sabinar de Olalla o los peirones de Cutanda. Desde la comarca se sugieren estas rutas para disfrutar de un día en familia al aire libre.
El castillo de Monforte y sus trincheras
El castillo de Monforte (siglo XI) se ubica en un cerro desde el que se domina toda la localidad. Los restos que se conservan se reducen a dos torreones. El mejor conservado tiene forma circular en el exterior y cuadrangular en el interior, sin puerta de acceso, lo que hace creer que ha sufrido varias adaptaciones durante la historia. Del otro torreón apenas queda la base y es de menor tamaño. En ambas torres quedan restos del arranque de la muralla y por el tamaño del recinto se piensa que existieron otras torres antiguamente. Hasta allí se puede llegar siguiendo las indicaciones de una ruta circular desde el pueblo, de 4,29 kilómetros en total (entre una y tres horas caminando).
Desde esta misma localidad parte otro de los paseos familiares propuestos en la comarca del Jiloca. Se trata de la ruta de las trincheras de Val Haba, un conjunto de pozos y cuevas a media ladera del barranco. La ruta es circular y parte de la plaza de Monforte en dirección al paraje de la Fuente y la distancia total no llega a seis kilómetros.
Los rebollares de Fonfría y Cuencabuena
El rebollar de Fonfría es destino de otro de estos paseos familiares por el Jiloca. Aunque en el LIC de la Sierra de Fonfría es más abundante el marojo que el rebollo (dos tipos de roble), a este espacio se le conoce como el rebollar y en su interior se diseminan pequeñas balsas temporales y permanentes. Abarca los términos de Fonfría y Allueva y es uno de los únicos marojales extensos de la comarca. El entorno se puede conocer siguiendo un itinerario circular de 3,56 kilómetros señalizado.
En Cuencabuena hay otro de estos bosques de rebollos. En esta zona destaca el buen estado del rebollar en comparación con la degradación de la vegetación de alrededor como consecuencia de la presencia de los cultivos de cereal. Para conocer la zona se propone una ruta senderista con salida y llegada en el pueblo, pasando por el entorno del Pedro Negro. Es un recorrido circular sencillo, de unos siete kilómetros sin apenas desnivel.
Pero si hay que hablar de un rebollo en el Jiloca es del de las Umbrías. Conocido como El ‘Rebollico las Umbrías’, es un roble de unos once metros, de los que casi tres son de tronco. Según estas y otras características, los expertos apuntan que este ejemplar tiene unos 400 años de antigüedad y es uno de los mejores de roble quejigo de la comarca. El árbol pertenece al término de Barrachina, desde donde sale una ruta circular de algo menos de cuatro kilómetros que lleva hasta el rebollico.
Siguiendo los peirones de Cutanda
Otro de los paseos familiares por la comarca del Jiloca sigue el rastro de los peirones de Cutanda. Un peirón es un monolito de piedra habitualmente con una cruz en la parte superior que antiguamente se colocaban en los márgenes de los caminos o a la entrada de los pueblos. En el entorno de Cutanda hay varios en diversos estilos arquitectónicos que han sido restaurados de un tiempo a esta parte y que sirven como hilo conductor de una ruta circular de seis kilómetros. El primero en aparecer es el peirón de la Fuente y también se pasa por el de la Virgen del Tremedal, el de San Cristóbal o el de San Antón. Como se puede deducir de sus nombres, estas pequeñas construcciones se solían dedicar a santos, como Santa Bárbara, San Vicente, San Roque o San Juan, que se suman a los ya citados para completar la ruta.
El sabinar de Olalla y su entorno
La localidad de Olalla es punto de partida de una de estas propuestas y también el destino de otra. La primera de las rutas se centra en el sabinar, un bosque mediterráneo de ejemplares de sabina albar muy cómodo para pasear. Hasta él se llega caminando por pista desde el pueblo y, tras recorrerlo, el itinerario continúa fuera del bosque, junto al barranco de Cenizales pasando por una pequeña balsa. La vuelta se produce por la rambla del Sabinar, completando una caminata de casi seis kilómetros.
Olalla también es el destino de otra de estas rutas familiares. Se trata de un paseo circular, que se puede hacer tanto a pie como en bicicleta, de algo más de ocho kilómetros. La propuesta va desde Collados hacia la sierra, pasando por el marojal y bajando hasta Olalla. La vuelta a Collados se plantea por la carretera.
Paseo hasta Peña Corva, la curiosa piedra de Allueva
El destino de la última de las rutas familiares por la comarca del Jiloca es la Peña Corva. Se trata de una curiosa piedra con forma de rana conocida así por los vecinos de Allueva, localidad en cuyo término se encuentra. Está en medio de un campo a las afueras, saliendo en dirección a Fonfría y, aunque la roca se puede ver desde la carretera, la forma de rana solo se aprecia si uno se aproxima. Para ello hay que adentrarse por un camino que sale a pie de carretera. Este es el paseo más corto de todo, con apenas 1,45 kilómetros y menos de una hora de duración.
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