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Alfred Zirkel, el alemán que enseña un arte marcial coreano en Aínsa

Alfred lleva 34 de sus 67 años de vida en el Sobrarbe, impartiendo clases de taekwondo en Aínsa, viviendo en Oncins y siguiendo un postulado de vida singular

En febrero de 2017, la Gala Anual del Deporte en el Sobrarbe reconoció la excelencia y la entrega del profesor de taekwondo Alfred Zirkel, que lleva ejerciendo esta función en Aínsa desde 1987. Alfred es además cofundador –junto a su pareja, la arquitecta Petra Jebens– del Instituto Español de Baubiologie (IEB) en Oncins, pedanía de El Pueyo de Araguás, donde residen ambos desde hace tres décadas. Alfred viene de Alemania, el deporte es parte esencial de su filosofía de vida y compartir el conocimiento acumulado, un impulso natural para él. El amor le mueve en la parcela deportiva, y también es el pivote de los demás aspectos de su vida, especialmente el que comparte con Petra desde hace casi 40 años.

"Nací en 1954 –revela Alfred– y a los 16 años era pequeño y flaco; un amigo mío había comenzado a practicar jiu-jitsu, que mezcla judo, aikido, karate y taekwondo, todo orientado a la autodefensa. Su origen se remonta a cientos, miles de años atrás, pero los japoneses recolectaron esas técnicas y las convirtieron en varias de las especialidades que conocemos en las artes marciales. Empecé con el jiu-jitsu en Alemania en 1971, cerca de Frankfurt, y nunca he parado. Dos años después me centré en el taekwondo, donde se minimiza el contacto físico en relación a artes más centradas en el agarre, como el judo".

El taekwondo le atrapó. "Seguí hasta el 83 con mi colega practicando mucho y progresando con los cinturones hasta llegar al primer dan de negro; alcancé el segundo aún en Alemania. Allá me distribuía el tiempo: jiu-jitsu lunes y viernes, taekwondo martes y jueves, miércoles yoga y fin de semana cursillos y seminarios".

Alfred también practicó aquellos primeros años ‘full contact’, especialidad que describe como "una especie de boxeo con patadas, pero sin codazos o rodillazos, no es como el ‘thai boxing’. Luego me mudé durante cuatro años a un centro tibetano. Allí no tenía compañero para practicar judo o aikido, así que al llevar ya un cierto progreso en taekwondo me centré en ello, porque podía hacerlo solo. Mi mundo eran las artes marciales; con el yoga había tendido un puente hacia el budismo zen, y además conocí a Petra, mi vida cambió radicalmente. En 1987 nos vinimos a España en un Land Rover, desde Alemania a Graus, la Fueva luego y Oncins, donde seguimos".

Abriendo caminos

La pareja llegó en mayo de aquel año, y se toparon con la inexistencia de viviendas para alquilar. Les dejaron la vieja escuela de Fosado, pedanía de La Fueva situada muy cerca de Aínsa; el edificio estaba en muy malas condiciones para ser habitado, pero se las arreglaron temporalmente. "En septiembre fuimos al instituto de Aínsa al principio del curso escolar, y nos ofrecimos como monitores deportivos. Al final, Petra acabó dando clases de alemán e inglés, y yo gimnasia de mantenimiento para mujeres en general y embarazadas en particular, más un primer grupo de taekwondo con 15 adultos".

Alfred recuerda que "no había taekwondo en Aínsa entonces; judo sí, gracias a un profesor de Barbastro, Antonio. Compartíamos una sala chiquitina; luego pasamos a otra mejor gracias a la tienda Intersport y más tarde nos ubicamos en el polideportivo; actualmente contamos allá con una sala de yoga, judo y taekwondo, y cumplo 34 años de clases ininterrumpidas. Hay otro compañero con cinturón negro que comenzó a dar clases de judo en 1990, Jesús Perosanz, y sigue en ello, trabajamos juntos. No manejamos un grupo numeroso, y es mejor así".

“La capacidad pulmonar se dobla con una simple práctica respiratoria"

El concepto de enseñanza deportiva de Alfred Zirkel está mucho más relacionado con la introspección y la vis terapéutica que con la competitiva. "Creo en las técnicas tradicionales dentro del taekwondo, que se aplica en cinco elementos: la técnica, la autodefensa, el combate, las formas y el rompimiento. De los cinco, las técnicas clásicas son para mí la esencia del taekwondo; en el combate no se usan necesariamente".

Así como muchos ajedrecistas no pueden evitar ver el mundo como un gran tablero de ajedrez, en el que los movimientos de las piezas son aplicables a muchas realidades cotidianas, el veterano profesor alemán cree que su amada disciplina tiene una presencia constante en su vida. "Para mí, todo movimiento es una derivación del taekwondo, desde bajar o subir una escalera a un giro o una manera de sentarte. Al haber practicado yoga con grandes profesores de pranayama, que te enseñan a gestionar tu respiración y elasticidad, te sientes capacitado para extender ese conocimiento. Los niños pequeños de entre 8 y 14 años respiran mal, y no cuidan suficientemente su elasticidad. La capacidad pulmonar se dobla con una simple práctica respiratoria. Además, también mejora la circulación". Así, Alfred abunda de manera especial en sus clases acerca de los beneficios de aplicar el mentado pranayama, que en definitiva es el conjunto de técnicas de respiración enmarcadas en la práctica del yoga.

Armonía y equilibrio

La propia expresión de las formas en una rutina de taekwondo tiene que ver con el modo de expeler el aire que se guarda en los pulmones: un gesto enérgico, acompasado con el movimiento de todo el cuerpo y las figuras que dibujan las manos. Alfred hace una demostración práctica frente a la leñera de la casa de Oncins: en un minuto ejecuta una serie combinada de movimientos con una armonía y agilidad pasmosas para un hombre de 67 años de edad. En el interior de su oficina se respira aire puro:la presencia de un gran ficus y una variedad especial de cactus no son casuales, ya que según explica el propio deportista son plantas que ayudan al equilibrio respiratorio y la purificación del aire. "En las clases trato de explicar con claridad los conceptos fundamentales. Es verdad que muchos de los alumnos, grandes o pequeños, vienen con las ganas de repartir golpes, de un desahogo, y no les coarto, pero combatir no forma parte de mi enseñanza específica".

Lo que sí enseña el teutón es cómo caminar hacia el respeto y el equilibrio a través de las artes marciales, y cómo conseguir que esta rutina de entrenamientos que imparte en días muy concretos en Aínsa se traslade a la práctica personal de su alumnado el resto de la semana. La gala de 2017 tuvo un efecto muy curioso en Aínsa; empezaron a llegar a las clases de Alfred muchos niños y jóvenes, cuando hasta entonces sus discípulos habían sido mayoritariamente adultos.

Artículo incluido en la serie 'Aragón es Extraordinario'.

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